“Cualquier propuesta de cualquier parte, regional o internacional, que no cumpla los derechos legítimos del pueblo palestino no verá la luz ni tendrá legitimidad”, ha precisado este martes Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino Mahmud Abás.
Las autoridades palestinas advierten de que los esfuerzos por saltar por encima del proceso de paz y las resoluciones legítimas internacionales introduciendo propuestas o eslóganes vagos están abocados al fracaso de antemano porque nadie los aceptará, ni los palestinos ni los árabes, según Rudeina.
En este contexto, el portavoz deja claro que las soluciones internas carecen de toda posibilidad si no parten del establecimiento de un Estado palestino independiente con Al-Quds como capital y en las fronteras de 1967 y una solución justa para el problema de los refugiados.
Las declaraciones de Rudeina se producen días después de que el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, denunciara que la decisión de Estados Unidos de reconocer definitivamente Al-Quds como “capital” del régimen supone el fin de la solución de “dos Estados”.
Cualquier propuesta de cualquier parte, regional o internacional, que no cumpla los derechos legítimos del pueblo palestino no verá la luz ni tendrá legitimidad”, ha precisado este martes Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino Mahmud Abás.
La decisión anunciada por el mandatario estadounidense, Donad Trump, provocó duras críticas a nivel internacional. Un total de 128 países condenaron la medida en una votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), pero Washington y algunos de sus aliados han seguido adelante con sus planes.
Todo Al-Quds se encuentra actualmente bajo el control del régimen de Tel Aviv que reclama la parte oriental de la ciudad. La ONU, desde la Guerra de los Seis Días en 1967, considera que se trata de una ciudad “ocupada” por Israel.
La población autóctona palestina exige que el este de la ciudad sea la capital de su futuro Estado, pero el régimen israelí reclama su totalidad como lo que llama su “capital eterna”.
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