En 1996, México se puso a la par de muchos países con el objetivo de ahorrar energía que solo ha resultado en el 0.16% del ahorro nacional y de emparejar horarios con las bolsas de valores y reducir diferencias con los horarios de aviación de aerolíneas internacionales. Desde su implementación contó con el rechazo de la mayoría.
Durante casi 30 años, en los hogares mexicanos no se resintió la baja en el recibo de la luz. Ahora, la actual administración argumenta que el cambio de horario en verano tiene consecuencias para la salud como la aparición de infartos al corazón, sobre todo, una semana después de la modificación.
De acuerdo a la evidencia científica, mostrada por la Secretaria de Energía no hay cambios importantes en la luz solar en los países cercanos a los trópicos; por lo tanto, no hay una justificación. Los legisladores dicen que esto debe analizarse a fondo.
El análisis del cambio de horario, debe ser minucioso dicen líderes de campesinos, los horarios de riego pueden resultar afectados ya que les conviene hacer lo noche.
En el Congreso mexicano se han presentado 41 reservas de ley contra el horario de verano desde el 2001 pero hasta que un presidente, en este caso López Obrador, lo impulsa, avanza la propuesta. Puede que este sea el último cambio de horario que vivan los mexicanos.
Arturo Calvillo, Ciudad de México
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