Los indignados denuncian la desproporcionada explotación minería y el avance extractivista. Bajo el lema “El agua no se vende, se defiende”, cientos de personas salieron a las calles en diferentes ciudades del país, incluidas Buenos Aires (la capital), y Bariloche.
Los manifestantes denunciaban la responsabilidad del Estado en el avance de megaminería, fracking y agronegocio, y el correspondiente saqueo y contaminación del agua. Censuraron, asimismo, la falta de infraestructura que garantice el acceso al agua potable en diferentes zonas del país sudamericano.
kmd/fmk
