La represión policial en diversas partes del país durante la noche del sábado y la madrugada de este domingo ha culminado con el arresto de al menos 719 manifestantes.
Previamente, 45 000 oficiales y agentes de la guardia nacional fueron desplegados para controlar las protestas, mientras la crisis avanzaba rápidamente en el país, según reconoció el Ministerio del Interior galo.
Asimismo, más de 1300 indignados fueron arrestados el viernes y otros 875 el jueves.
Las fuerzas de seguridad francesas están utilizando equipos antidisturbios que incluyen gases lacrimógenos, granadas de aturdimiento y vehículos blindados para hacer frente a los manifestantes.
El detonante de las protestas tuvo lugar el martes, cuando el joven Nahel, de 17 años, conducía su auto cerca de la estación de tren suburbano Nanterre-Préfecture, al oeste de París (capital), y dos policías en moto lo detuvieron. Adujeron que circulaba a gran velocidad y que intentó escapar. Pero el vídeo que circuló luego muestra que uno de los agentes le disparó a quemarropa, en el pecho. Murió a los pocos minutos.
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