La UE impuso este lunes sanciones a dos instituciones y 32 individuos iraníes, incluidos los ministros de Cultura y Orientación Islámica, Mohamad Mahdi Esmaili, y de Educación, Yusef Nuri, además de funcionarios de inteligencia y legisladores.
Los embargos consisten en la congelación de los activos y la prohibición de viajes de los funcionarios y organizaciones recién sancionados.
El bloque comunitario justificó su nueva medida restrictiva, acusando a los sancionados de estar involucrados en la supuesta represión de las protestas.
La UE ya había impuesto cuatro rondas de sanciones a funcionarios y organizaciones iraníes, incluidos otros ministros, oficiales militares y la policía, bajo el pretexto de la violación de los derechos humanos.
De hecho, según comunicó el Consejo de la Unión Europea, con la adopción del nuevo paquete de sanciones, las medidas restrictivas contra Irán afectan a un total de 93 personas físicas y 18 entidades.
Por su parte, el Reino Unido agregó este mismo lunes a ocho iraníes a su lista de sanciones. Esos individuos son tres jueces, tres miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) y dos gobernadores regionales.
La República Islámica alerta a Occidente que la imposición de sanciones bajo pretextos fabricados, es una violación evidente de los principios fundamentales del derecho internacional establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.
Además, denuncia el papel injerencista de los países europeos y EE.UU. en los disturbios para fomentar la inseguridad en el país.
A finales de enero, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán anunció sanciones contra 34 individuos y entidades de la UE y el Reino Unido por apoyar el terrorismo y grupos terroristas, instigar y alentar actos terroristas y violencia contra el pueblo iraní, injerencia en los asuntos internos de la República Islámica de Irán, la propagación de la violencia y disturbios en Irán, difusión de información falsa sobre el país y participación en la escalada de crueles sanciones contra el pueblo iraní que es un ejemplo del terrorismo económico.
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