La Universidad Centroeuropea (CEU) de Budapest, una escuela fundada por el magnate estadounidense-húngaro Soros, podría verse obligada a abandonar Hungría después de que el Parlamento aprobase esta semana un proyecto de ley, presentado por el gobernante partido Fidesz, que establece condiciones estrictas en las que debe operar.
El proyecto de ley ha levantado muchas críticas entre los académicos húngaros, el Gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Los críticos, entre ellos, los 70 000 manifestantes que coparon el domingo las calles de la capital, creen que la decisión del Gobierno del derechista primer ministro, Viktor Orban, atenta contra la libertad de expresión y la independencia de las universidades.
El presidente húngaro, Janos Ader, ahora debe firmar el proyecto de ley para que este se convierta en una. Los manifestantes dijeron que querían convencer a Ader de que rechace dicho proyecto y remitirlo a una revisión constitucional. "¿Qué queremos que haga Ader? VETO", gritaba la multitud. “¡País libre, universidad libre!”, fue otro lema de la protesta.
El Gobierno de Orban, no obstante, considera la CEU de Soros y todas las onegés que financia en toda Hungría y en el resto de Europa —en el nombre de impulsar una "sociedad abierta" y liberal en todo el mundo— son el principal peligro para su país.
El premier húngaro, una de las principales figuras antimigratorias en Europa, acusó al inversor estadounidense Soros de impulsar la crisis de refugiados para debilitar a los Estados-nación, y alertó de que el multimillonario se está beneficiando del caos provocado por el flujo de migrantes a Europa.
Hungría y su actual administración derechista no son los únicos que denuncian las políticas “intervencionistas” del magnate estadounidense. El magnate y sus fundaciones sociales han estado involucrados también, según informes, en el golpe de Estado respaldado por los neonazis en Ucrania contra el Gobierno elegido democráticamente de Víktor Yanukóvich en febrero de 2014.
Documentos filtrados por el sitio Web DC Leaks pusieron de relieve el año pasado que Soros y sus fundaciones habían conspirado para derrocar al Gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, en 2012, un plan secreto que fue neutralizó más tarde por Moscú.
En diciembre de 2015, la Fiscalía rusa puso las fundaciones de Soros, entre ellas, Open Society y la Fundación de Asistencia del Instituto Open Society, en la lista de ‘indeseables’, por considerarlas un peligro para la seguridad nacional del país euroasiático.
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