El también representante de Rusia en los diálogos nucleares hizo esta declaración el jueves, un día después de que el diario estadounidense The Wall Street Journal publicara un informe sobre un posible espionaje del régimen de Israel a los diálogos nucleares Irán-G5+1.
El político ruso, que hablaba en una rueda de prensa, evitó mencionar el nombre del supuesto espía y se limitó a instar a los diplomáticos implicados en los diálogos a garantizar la confidencialidad de las conversaciones en transcurso entre Irán y el Sexteto (EE.UU., el Reino Unido, Rusia, Francia y China más Alemania).
“Es muy importante seguir las reglas básicas de seguridad. Me pregunto por qué este tema no surgió antes”, dijo Riabkov al comentar sobre las denuncias relacionadas con el reciente escándalo.

Los hechos fueron detectados por la firma rusa de ciberseguridad Kaspersky Lab ZAO mientras escaneaba sus propios sistemas. Encontró que los ordenadores de los hoteles donde tienen lugar las conversaciones nucleares forman parte de una lista de servidores europeos hackeados por un sofisticado virus informático, identificado como una versión del Duqu.
En un principio, la empresa rusa informó a la Oficina Federal de Investigación de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés) de los hechos y esta optó por el mutismo y no realizó las investigaciones para confirmar cualquier posible filtración.
Por su parte Suiza y Austria anunciaron el jueves la apretura de investigaciones sobre presuntas actividades de espionaje en sus hoteles donde han tenido lugar los diálogos nucleares.
Acto seguido, el Departamento de Estado de Estados Unidos salió en defensa de su socio rechazando los informes sobre el espionaje del régimen de Israel.
No obstante, no es la primera vez que el régimen israelí se sitúa en el ojo del huracán por espiar los diálogos nucleares de Irán con el Sexteto. El pasado mes de marzo, fuentes estadounidenses desvelaron que el régimen de Israel espiaba los diálogos nucleares para obtener datos precisos de las conversaciones e impedir el logro de un eventual acuerdo final entre las partes.
El régimen israelí se opone al programa de energía nuclear iraní, pero oculta en sus arsenales más de 200 ojivas nucleares y se niega a adherirse al Tratado de No Proliferación (TNP), tampoco permite inspecciones a sus instalaciones nucleares.
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