Desde el pasado lunes, unos 200 funcionarios del Reino Unido y la UE se reunieron para discutir sus mandatos, por primera vez tras la salida británica del bloque comunitario. Al terminar la ronda de contactos, Michel Barnier, el jefe negociador de la UE para la futura relación con el Reino Unido, ha comparecido ante los medios para afirmar que las diferencias son graves.
El negociador de Bruselas insistió en que hay cinco áreas de desacuerdo que, actualmente, evitan que ambas partes lleguen a un acuerdo de libre comercio. Las partes no han coincidido sobre la igualdad de condiciones, justicia penal y la aplicación de la ley y, finalmente, en la estructura general del tratado.
El quinto punto de divergencia es la pesca, donde Bruselas pide el mantenimiento del “statu quo” y el acceso de los barcos europeos a las aguas británicas. Londres se niega a que el acuerdo de pesca se involucre en el marco del acuerdo comercial, y pide una negociación de cuotas año tras año.
El Reino Unido abandonó la UE el 31 de enero. El Gobierno de Boris Johnson (premier británico), que salió reforzado de dichos comicios, debe ahora establecer en detalle las relaciones futuras, teniendo en cuenta que el plazo de la transición expira el 31 de diciembre.
La siguiente ronda, en dos o tres semanas, tendrá lugar en Londres, la capital británica. Se prevén diez mesas de negociación sobre distintos temas contenidos en la declaración política, acordada a finales del pasado año con Johnson. El calendario es ajustado y las partes dudan de que puedan alcanzar pactos sobre todos los puntos.
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