El Reino Unido deberá seguir aceptando las cuatro libertades básicas del mercado único durante el periodo de transición. Éstas son la libertad de movimiento, de mercancías, de capitales y de servicios, lo que significa que ciudadanos de la UE podrían seguir asentándose en las islas británicas. Además, Londres no podrá firmar ningún acuerdo comercial con un país ajeno a la UE sin consentimiento de Bruselas durante este periodo. Lo recoge un documento filtrado del negociador de Brexit, Michel Barnier, con las exigencias de la UE.
May mantiene a duras penas el balance en su Gobierno entre partidarios y detractores del Brexit, pero la filtración de este documento europeo dificulta su capacidad de presentar un proyecto cercano al mercado único que no precipite una rebelión del sector más euroescéptico de su partido, dirigido ahora por el pro-Brexit y millonario Jacob Rees-Mogg.
A la vez que se hacía público este documento, el presidente del Consejo Europeo (CE), Donald Tusk, animaba a los británicos este martes a que reconsiderasen la idea de abandonar la UE.
Mientras tanto, en Londres, el Parlamento británico ha dado luz verde a la tramitación de la ley de retirada, que no plasmará los derechos humanos europeos en ley británica, pero sí contará con una votación parlamentaria sobre el acuerdo final. El texto ahora debe ser ratificado por los Lores, de mayoría pro europea, quienes podrán modificar y retrasar el texto y con ello los planes del Gobierno.
Ian Díez, Londres.
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