Publicada: lunes, 6 de noviembre de 2023 18:48

Este artículo intentará explicar el discurso dado por el Secretario General de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, el pasado 3 de noviembre.

En primer lugar, es importante destacar que la interpretación que la mayoría de los expertos occidentales han dado a las palabras de Nasralá no coincide con una interpretación precisa de las mismas. Esta falta de comprensión se debe a la falta de conocimiento de las características discursivas particulares de Hezbolá y del Eje de Resistencia en general. En otras palabras, el discurso pronunciado por Hasan Nasralá se desarrolló en sus propios términos, sin estar influenciado por el marco político occidental.

En un sentido más amplio, esta es una de las características distintivas del Eje de Resistencia: su autonomía discursiva, que se deriva de la perspectiva de que Occidente ya no ocupa el lugar central como norma predominante, ya que, según esta óptica, su hegemonía no es total. Por lo tanto, resulta imposible comprender las palabras de Nasralá sin tener en cuenta este aspecto.

Por otro lado, la falta de comprensión hace que la mayoría de estos expertos no tengan en cuenta la situación actual en Líbano y a lo largo de la frontera norte de Palestina ocupada, donde Hezbolá ya está combatiendo contra la ocupación sionista. Según las cifras proporcionadas por el grupo libanés, han destruido al menos 9 tanques sionistas, desplazado a más de 65,000 colonos sionistas, abatido a 120 soldados sionistas y han tenido, hasta la fecha, 59 bajas propias. Además, es importante recordar que desde una perspectiva estratégica, las acciones de Hezbolá están obstaculizando la capacidad del ejército sionista para concentrarse al 100% en Gaza.

Por lo tanto, carece de sentido interpretar las palabras de Nasralá como una "confirmación de desescalada". El propio discurso dejó en claro lo contrario. Nasralá no solo amenazó a la entidad sionista con una respuesta más contundente si continuaba con su genocidio en Gaza, sino que también puso el foco en los Estados Unidos, a los que responsabilizó directamente de la situación. Esto, como señala la profesora y experta en Hezbolá, Amal Saad, es muy relevante. Por un lado, subraya la disposición de Hezbolá a atacar a los Estados Unidos si continúan negándose a un alto el fuego en Gaza. Por otro lado, se reconoce la falta de soberanía y autonomía de la Entidad Sionista, a la que el Secretario General de Hezbolá definió como "herramienta ejecutiva de los Estados Unidos".

El análisis de Nasralá, desde una perspectiva política, es de gran importancia para la evaluación de la situación. Si consideramos la categoría de "poder" como la capacidad de actuar de manera autónoma, resulta evidente que Israel no puede ser considerado un poder en ese sentido, dado que su capacidad de actuación depende en gran medida de la presencia externa de los Estados Unidos.

Todo esto resalta nuevamente la necesidad de comprender el discurso de Nasralá en sus propios términos político-ideológicos. Es el grupo el que establece sus propios plazos, un punto que la mayoría de los analistas en Occidente parecen olvidar. En este contexto, es importante recordar que en la victoria contra el ejército sionista en 2006, Hezbolá solo desplegó a unos pocos cientos de sus miembros en combates directos, lo que subraya la importancia de entender la estrategia político-militar de Hezbolá desde su propia perspectiva. En 2006, según estimaciones de fuentes estadounidenses y sionistas, el grupo contaba con alrededor de 5,000 miembros. Hoy en día, de acuerdo con esas mismas fuentes, Hezbolá cuenta con más de 100 000 miembros y dispone de un arsenal mucho más moderno y capaz de desafiar significativamente a Israel.

Desde un punto de vista político-discursivo se puede señalar que aquellos expertos que esperaban una declaración de guerra por parte de Hezbolá entienden la resistencia desde la óptica limitada del binarismo: guerra-paz. Este binarismo, que responde a un discurso ajeno al propio grupo, no tiene en cuenta, como ya se ha apuntado, que Hezbolá ya está participando directamente en el conflicto contra la ocupación sionista. El nivel de participación del grupo es algo que solamente el grupo puede decidir. Pretender otra cosa, implica aplicar un marco político-discursivo ajeno al grupo que en nada beneficia al Eje de Resistencia en su totalidad. 

Esta imposición discursiva también se refleja en la definición de Hezbolá como un "proxy iraní". La doctrina sponsor-proxy reduce las múltiples relaciones entre Irán y Hezbolá a una mera cuestión de intercambio material, donde Teherán, como estado, utiliza su poder para controlar al grupo subordinado. Además de ser una visión excesivamente simplista, esta perspectiva se basa en fundamentos epistémicos que incluyen la categoría de "proxy" junto con otras categorías como "terrorista" y "extremista", dentro de una cadena de equivalencia. Es una categoría prescriptiva que intenta estigmatizar a movimientos que desafían el proyecto hegemónico occidental en la región, especialmente aquellos movimientos, como Irán y Hezbolá, que articulan su resistencia al proyecto occidental en un lenguaje no secular. La categoría de "proxy" es, por tanto, otro recurso utilizado por Occidente (entendido como una ideología y no simplemente una geografía) para dividir la región en términos de amigos y enemigos, es decir, una división política de la región que considera a Irán y Hezbolá como riesgos estratégicos para sus intereses.

Hezbolá es un actor autónomo, tanto en términos políticos como en términos discursivos. Es precisamente esta autonomía la que hace necesario interpretar a Hezbolá (y a los demás miembros del Eje de Resistencia) en su propio lenguaje y no a través del lenguaje político occidental. Interpretar al Eje de Resistencia desde un marco ajeno solo sirve para perpetuar la criminalización de cualquier intento de desmantelar la epistemología occidental en la región.

Por XAVIER VILLAR