El 2 de julio, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) retó a Israel enviando tres drones de reconocimiento hacia el yacimiento de gas de Karish en aguas disputadas con el régimen de Tel Aviv.
La operación transmitió un mensaje “cien por ciento patriótico, en el lugar y momento apropiados” y tuvieron un “efecto rápido” en las negociaciones con Israel, ha asegurado este sábado el miembro del Consejo Ejecutivo de Hezbolá, Sheij Nabil Qauq.
Tras considerar a Hezbolá como un tesoro nacional estratégico, ha subrayado que la Resistencia, con el dicho operativo, ha cumplido con su deber de salvaguardar los intereses de los libaneses y preservar su dignidad y recursos.
Aludiendo a las conversaciones entre Beirut y el régimen de Israel sobre la frontera marítima del sur de El Líbano, Qauq ha pedido a los diplomáticos libaneses que refuercen la posición de El Líbano en los diálogos y rechacen la interferencia y los dictados de las embajadas de otros países.
Durante décadas, la frontera marítima entre El Líbano y los territorios ocupados por Israel ha sido un tema cadente, ya que Beirut y el régimen de Tel Aviv aún se encuentran técnicamente en estado de guerra. Ambos lados se disputan un triángulo marítimo de unos 860 kilómetros cuadrados para explorar y explotar posibles reservas de gas en el subsuelo del mar de Mediterráneo.
Además de violar una y otra vez el espacio marítimo del país árabe, Israel no deja a El Líbano perforar en busca de petróleo y gas en el campo gasífero de Karish, situado a 75 kilómetros de la ciudad fronteriza de Naqoura (sur de El Líbano) y a 5 kilómetros de las costas libanesas.
Ante tal situación, el Gobierno libanés, que ya había pedido ayuda a expertos internacionales para demarcar su frontera con los territorios ocupados por Israel, entregó una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la que reiteró sus derechos a explotar los recursos naturales en la zona en disputa.
mmo/rba