En declaraciones ofrecidas este viernes a la prensa, el mandatario Michel Aoun ha señalado que las investigaciones en curso buscan determinar la causa de las potentes explosiones que sacudieron el martes Beirut, capital libanesa.
“El pueblo libanés, incluyéndome a mí, está indignado por lo ocurrido”, ha manifestado el presidente, para luego dejar claro que ninguno de los autores de la sangrienta explosión en Beirut estará a salvo y ninguna potencia colonial puede regresar a El Líbano.
Asimismo, refiriéndose a las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, quien viajó el jueves a Beirut, donde pidió una investigación internacional “transparente”, el mandatario libanés ha destacado que una pesquisa internacional equivaldría a “diluir la verdad”.
Aoun ha explicado que la responsabilidad de lo sucedido se podría explicar con tres cuestiones: cómo ingresaron los explosivos al muelle, cómo se colocaron allí y cómo se almacenaron durante siete años, mientras varios gobiernos han estado activos.
El presidente libanés también ha señalado esta misma jornada que es posible que el incidente haya sido causado por negligencia o por una acción exterior, “con un misil o una bomba”.
Tal y como indican los expertos, el incidente —que ha dejado al menos 157 muertos, unos 5000 heridos y 300 000 desplazados— podría ser un plan de Estados Unidos e Israel.
De hecho, Washington y el régimen de Tel Aviv serían los mayores beneficiados con la tragedia de Beirut, dado su fracaso en desestabilizar El Líbano. Además, el incidente supone una oportunidad para Israel de salir ileso de “la venganza” que esperaba por parte del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), tras el asesinato de uno de sus combatientes durante un ataque aéreo en Siria.
nlr/ncl/fmk/mkh