Este martes, el Comando Central de Estados Unidos (Centcom, por sus siglas en inglés) ha emitido un comunicado sobre la actualización de la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán.
“El proceso de retiro continúa; el Comando Central de EE.UU. estima que hemos completado más del 90 % de todo el proceso de retirada”, reza la nota.
En este sentido, Washington ha entregado oficialmente siete de sus antiguas bases al Ministerio afgano de Defensa, tal como subraya el texto, para luego agregar que el país norteamericano ha sacado el equivalente a unos 984 cargamentos de equipo en aviones C-17 fuera de Afganistán.
A este repliegue se suma el hecho de que EE.UU. planifica, a paso acelerado, la evacuación de emergencia de su misión diplomática en Kabul (capital afgana), conforme indicó el viernes el diario estadounidense Wall Street Journal (WSJ).
Es más, ese mismo viernes se concluyó la retirada de la base de Bagram, el aeródromo más grande del país norteamericano en territorio afgano, tras cerca de 20 años de mantener el control de este recinto.
A pesar de que el presidente estadounidense, Joe Biden, había prometido anteriormente que todas las tropas norteamericanas abandonarían Afganistán antes del 11 de septiembre, volvió a retrasar tal movilización esa misma jornada, subrayando que no se completará en la fecha fijada.
Desde principios de mayo, los talibanes han lanzado algunas ofensivas en diferentes puntos del país centroasiático. Ante este panorama, varios expertos barajan la posibilidad de que los talibanes puedan regresar al poder con la ayuda encubierta de Washington, exponiendo así a los afganos a un gran peligro.
De hecho, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por EE.UU., lanzó su invasión a Afganistán para eliminar a los talibanes. Ahora, transcurridos 20 años de aquella medida, la banda armada sigue constituyendo una amenaza.
La Casa Blanca ha sido criticada por su doble rasero ante la grave situación que atraviesa Afganistán. EE.UU. dice, por un lado, estar comprometido con la seguridad del pueblo afgano, mientras que, al mismo tiempo, continúa con sus conversaciones soterradas con los talibanes.
Al respecto, el exmandatario afgano Hamid Karzai criticó el sábado el papel negativo de Washington en su país, destacando que “no había terrorismo, ni extremismo en Afganistán” antes de la invasión de Washington y sus aliados de la OTAN de esta nación asiática en 2001, so pretexto de luchar contra el terrorismo.
mdh/anz/rba