Joe Biden está a unas horas de convertirse en el presidente número 46 de la historia de Estados Unidos.
Durante un emotivo discurso, el demócrata se despidió de su estado, Delaware, para viajar a Washington, donde este 20 de enero, poco antes del mediodía, está llamado a juramentar su cargo.
Sin embargo, su juramentación tiene lugar en consecuencias que han convertido a Washington en la capital del miedo. Las calles y los monumentos de la capital están cercados, bajo la amenaza latente de protestas violentas.
Más de 20 mil soldados de la Guardia Nacional defienden el complejo del Capitolio ante asaltos similares a los del pasado 6 de enero. A la ceremonia, solo han sido invitadas altas figuras políticas del país y no habrá espectadores.
Uno de los grandes desafíos que afrontará la Administración de Biden, además de la pandemia, es la polarización extrema en su país. Esta división ha llevado también a que Donald Trump sea el primer presidente desde 1869, que no asista a la ceremonia de su sucesor. Fue él, quien incitó la protesta que derivó en el asalto al Congreso. Los republicanos, que por 4 años se mantuvieron en silencio, ya lo admiten en voz alta.
Mientras el Senado se prepara para votar artículos del impeachment en su contra, el mandatario saliente se prepara para mudarse a Florida. Sus críticos, esperan que el juicio político pueda impedir definitivamente, un intento de regreso al poder.
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