El inminente reconocimiento formal por parte de los compromisarios del Colegio Electoral de EE.UU. de la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre ha adquirido un significado inusual este año por la negativa obstinada del actual presidente en funciones Donald Trump a admitir su derrota.
Los resultados de los comicios del 3 de noviembre han sido certificados por cada uno de los 50 estados y el Distrito de Columbia, y los datos apuntan a que el demócrata se alzó con la victoria con un total de 81,3 millones de votos, 51,3% de los sufragios emitidos, frente a los 74,2 millones (46,8 %) del magnate republicano.
Esto viene a significar que Biden ganó con algo más de 7 000 000 de votos a Trump y su candidatura prevalece 306-232 en el sistema de Colegio Electoral, y serán sus compromisarios los que determinen con su voto este lunes quién juramentará el 20 de enero de 2021. Un candidato a la Casa Blanca debe lograr al menos 270 votos de los delegados electorales de los 538 en juego.
Trump, que no está dispuesto a admitir su derrota pese a sufrir varias derrotas legales en las cortes federales de EE.UU., insiste en que hubo un “fraude generalizado” urdido desde las filas demócratas para arrebatarle las elecciones a la Presidencia en su segundo mandado, pero no ha aportado pruebas reveladoras que corroboren sus alegaciones.
La campaña electoral del magnate neoyorquino no ha podido probar ningún fraude, y sus impugnaciones legales a la votación, examinadas por decenas de jueces federales, han sido desestimadas en los estados clave de Georgia, Míchigan, Pensilvania y Wisconsin, que dieron la victoria a Biden.
La propia Corte Suprema, a pesar de contar con una mayoría conservadora gracias a la designación de tres de sus integrantes por Trump, rechazó el viernes la demanda presentada por Texas y otros 17 estados, gobernados por los republicanos, para revocar los resultados electorales de los 4 estados clave antes mencionados.
Los miembros del Colegio Electoral formalizarán el proceso este lunes, mientras que los delegados lo hacen por separado en el estado que les corresponde. Aunque en los últimos años ha habido algunos “electores díscolos”, que votaron por un candidato que no ganó en su estado, su número nunca ha sido suficiente para afectar el resultado de unas elecciones.
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