“Washington está preparado para cualquier potencial represalia de Irán y no tardaría en responder en el caso de una agresión”, ha declarado este martes el presidente estadounidense, Donald Trump.
“Diré esto: si Irán hace algo que no debería, va a sufrir las consecuencias, y con mucha fuerza”, ha amenazado Trump.
Trump, bajo cuya orden directa se atentó contra el comandante de la Fuerza Quds, del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, en Bagdad, capital iraquí, en defensa de dicho ataque terrorista, repite que Soleimani estaba planificando un gran ataque.
Contrariamente, muchos países del oeste de Asia, además de Irán, destacan el crucial papel desempeñado por el comandante iraní en la lucha contra el terrorismo en la región.
Irán, además, ha prometido a los “criminales” de Estados Unidos una “dura venganza”. Y este martes, la Asamblea Consultiva Islámica de Irán (Mayles) ha aprobado un proyecto de ley de triple urgencia para tomar medidas contra EE.UU. por el asesinato del general Soleimani. De hecho, ha extendido la denominación de “terrorista” al Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), a todas las Fuerzas Armadas estadounidenses y a cualquier persona o compañía implicada en el asesinato de Soleimani.
Trump, en su momento, amenazó con atacar 52 objetivos en Irán, entre ellos sitios culturales de alto valor, pero el inquilino de la Casa Blanca, tras la reacción mundial, se ha visto obligado a dar marcha atrás, asegurando que evitaría los sitios culturales de producirse un ataque.
Muchas de las autoridades del país persa, entre ellos el presidente y el canciller, Hasan Rohani y Mohamad Yavad Zarif, respectivamente, han recordado al mandatario estadounidense que no debe amenazar a la nación iraní, y que atacar sitios culturales es un crimen de guerra.
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