“Enviamos fuerzas suplementarias para respaldar a nuestro personal en la embajada”, ha declarado este martes el secretario estadounidense de Defensa, Mark Esper, mientras que miles de iraquíes se manifiestan frente a la misión estadounidense para condenar un ataque lanzado el domingo por Washington contra las fuerzas populares de Irak, que legalmente son parte de las Fuerzas Armadas del país árabe.
Un funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) ha aseverado, a su vez, a la cadena estadounidense Fox News, que 100 infantes de Marina están siendo enviados a la representación norteamericana en Irak.
Por otro lado, un helicóptero de combate estadounidense Apache ha sobrevolado esta misma jornada la misión diplomática y arrojado bengalas como parte de una “demostración de fuerza” para intimidar a los indignados congregados en las inmediaciones del recinto que exigen el cierre de este centro y la expulsión de las tropas norteamericanas de Irak.
Durante la protesta frente a la embajada de EE.UU., algunos indignados han logrado entrar por la fuerza al complejo tras destrozar la puerta principal y prender fuego a un área de recepción, mientras que otras personas han izado la bandera de las fuerzas populares iraquíes a la entrada del recinto.
El pueblo iraquí ha dado rienda suelta a su ira después de que EE.UU. bombardeara varias posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, conocido como Kataeb Hezbolá, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste). Esta ofensiva dejó al menos 31 víctimas mortales y decenas de heridos.
El ataque fue condenado por grupos y autoridades tanto de dentro de Irak como de toda la región. Distintos países, como Irán y Rusia, y varios movimientos políticos repudiaron los hechos, pues, a su entender, constituyen “una muestra de terrorismo”, así como una flagrante agresión a Irak, país rico en petróleo, que además tiene una gran importancia geopolítica, difícil de ignorar por la Casa Blanca.
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