Cinco meses después de la Cumbre de Hanói (capital de Vietnam) que terminó sin resultado alguno, se reabren las puertas del diálogo entre EE.UU. y Corea del Norte. Esta vez, en un lugar que nadie se lo imaginaba: en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
Donald Trump, se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en pisar Corea del Norte. Aunque no fueron más de 20 pasos que dio Trump al ir más allá de la última frontera de la Guerra Fría, pero su impacto mediático fue global.
Las fotos e imágenes eran tan importantes que hasta la secretaria de prensa de la Casa Blanca peleó por ellas con los guardaespaldas de Kim.
Por muy llamativo que fue, no se anunció ninguna medida conjunta. Todos esos gestos, idas y vueltas, más una reunión de 50 minutos, acabaron con promesas de formar equipos de negociación para reunirse en algún día de este mismo mes.
Como era de esperar, la política de Trump generó nuevas críticas. Para los demócratas, todo es parte de una propaganda que le servirá en la carrera electoral del 2020.
Kim ha sido invitado a la Casa Blanca y él ha aceptado. Aun así, EE.UU. dice que las sanciones no se levantarán todavía. Todo eso, hace que las relaciones recién establecidas tengan muchos altibajos.
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