Este viernes, en Washington, la capital estadounidense, las delegaciones de los Gobiernos de EE.UU. y China terminaron su nueva ronda de negociaciones comerciales para encontrar una salida a la guerra de tarifas. Al final de los diálogos, EE.UU. consideró constructivas esas conversaciones.
Los representantes decidieron despedirse tras seis horas de negociaciones y salir para informar a sus presidentes. Al paralelo, entraron en vigor las nuevas tarifas a los bienes chinos, y el presidente de EE.UU., Donald Trump, aprovechó la ocasión para presionar a China.
Trump también había dicho que estas tarifas son buenas y beneficiarán a la economía estadounidense. Sin embargo, los líderes comerciales lo rechazan y los legisladores también dicen que esta medida debe ser provisional.
El presidente de EE.UU. asegura que no tiene prisa para firmar un nuevo acuerdo que mejore las condiciones de cooperaciones comerciales con China, culpándola de haberse aprovechado, por años, de la situación económica injusta y del robo de propiedad intelectual estadounidense.
China rechaza la postura agresiva de EE.UU. y apuesta por resolver las disputas con diálogos, pero asegura que habrá represalias para las tarifas.
xsh/mkh