Así reveló el domingo el diario norteamericano The New York Times citando un informe oficial de la Casa Blanca entregado al Congreso, en el que se critica también la represión de la libertad de expresión, la detención de miles de disidentes políticos y el fracaso a la hora de hacer responsables a las fuerzas de seguridad por “los asesinatos arbitrarios o ilegales”.
Presentado al Congreso, el pasado 12 de mayo, en medio del silencio de los medios de comunicación, agrega el rotativo, el informe muestra el rápido cambio de enfoque de Washington que en un primer momento respaldó al expresidente Hosni Mubarak, luego el levantamiento popular del 2011 que derrocó al citado dictador y ahora la reconstrucción de los lazos con el mandatario Abdel Fatah al-Sisi.
A pesar de estas críticas la Administración de Obama concluye que debido a la alta importancia de Egipto para la “seguridad nacional” de Estados Unidos, la ayuda de unos 1,5 mil millones de dólares anuales, que la mayor parte es militar, no debería ser finalizada.

Los países occidentales están tratando cada vez más tener buenas relaciones con el Gobierno de Al-Sisi, exgeneral del Ejército que encabezó un golpe militar hace dos años contra el expresidente Mohamad Mursi, aunque la represión social en el país sigue aumentando.
Tras el golpe de julio de 2013, las autoridades, con total impunidad, han lanzado una campaña de represión contra los simpatizantes del movimiento Hermanos Musulmanes (HHMM), al que pertenece al depuesto mandatario, y que fue declarado “organización terrorista”.
Incluso, Mursi fue condenado a pena capital el 16 de mayo. La decisión final sobre esta sentencia se anunciará el próximo 16 de junio.
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