En un hotel de Quito, la capital de Ecuador, la relatora de la CIDH, Esmeralda Arosemena, encabeza la misión que se encargará de receptar cientos de testimonios de violaciones de los derechos humanos, en medio de hermetismo y prohibiciones de cobertura a la prensa.
En las afueras los testimonios eran clarificadores, mutilados y afectados por disparos a quemarropa ejemplificaban una brutal represión.
Representantes de los paramédicos voluntarios que atendieron a los heridos, fueron clave en las versiones, que apuntan directamente a la ministra del Gobierno, María Paula Romo.
En las afueras del lujoso hotel, plantones y vigilias, el padre del dirigente político de la Revolución Ciudadana, Virgilio Hernández, con orden de prisión, alega persecución.
Mientras tanto en el palacio del Gobierno, el presidente Lenín Moreno rindió homenaje a los militares que actuaron y los felicitó por no utilizar armas letales.
Representantes jurídicos de algunas víctimas, han mostrado su preocupación por el sesgo político del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, pero mantienen su confianza en la CIDH, parte de este organismo.
Se espera que la misión de la CIDH visite en la prisión a la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, de la Revolución Ciudadana, acusada por el Gobierno de Rebelión.
Robinson Robles, Quito.
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