El objetivo principal de dos parlamentarios europeos, Helmut Scholz y Lola Sánchez, además de varios asesores legislativos, es crear un tratado vinculante u obligatorio, para exigir a las empresas transnacionales que no violen los derechos humanos ni de la naturaleza, en las zonas donde ejerzan sus actividades, en todo el planeta.
Para sustentar esta propuesta, basarán sus fundamentos en lo ocurrido con la petrolera Chevron, una compensación por la contaminación de Amazonía, antes Texaco, que operó en Ecuador desde 1964 hasta 1992, sobre la cual pesa una sentencia de 9500 millones de dólares, por contaminación y afectaciones a la población indígena, que no ha cumplido.
Para los nativos de la comunidad Secoya, que han sobrevivido a la inclemencia de este extractivismo, la naturaleza no solo era su sustento, eran politeístas de la selva.
La Unión de Afectados por la Texaco, absorbida por Chevron, ganadores de un juicio en su contra, también exigen al mundo este cuerpo legal, dicen que 24 años de lucha, y la petrolera solo dilata el proceso.
Helmut Scholz, cree que este no es un tema de izquierdas o de ideologías, sino de sentido común, por lo que aspira que una mayoría apoye el cuerpo legal que será presentado en los próximos meses en Europa.
Estas acciones se relacionan también con el acuerdo comercial suscrito entre la Unión Europea (UE) y Ecuador, por las responsabilidades corporativas de las empresas con la sociedad ecuatoriana, descritas en los documentos.
Robinson Robles, Quito.
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