El eclipse lunar dominó el cielo en buena parte del mundo, porque el satélite natural de la Tierra se trasladó hacia la sombra del planeta durante el eclipse y fue visible en Europa, África, Oriente Medio, buena parte de Asia y Australia y se pudo observar a simple vista.
El eclipse total duró una hora, 42 minutos y 57 segundos, aunque lo precedió y le siguió un eclipse parcial, lo que significa que la Luna estuvo en total 3 horas y 54 minutos en la sombra de la Tierra, según la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
La luna de sangre, también conocida así, volverá a verse en 2123. Para entonces otras generaciones podrán disfrutar de un eclipse lunar de igual magnitud.
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