Publicada: lunes, 22 de septiembre de 2025 3:34

Irán exporta turbinas MGT-70 a Rusia, fortaleciendo su alianza energética y desafiando la dependencia tecnológica de Occidente.

Por: Ivan Kesic

Irán ha alcanzado un hito significativo en su avance tecnológico al exportar una avanzada turbina de gas MGT-70 a Rusia, marcando la primera vez que el país suministra este tipo de equipamiento sofisticado de generación eléctrica a Moscú.

El acuerdo representa un avance estratégico para el Grupo MAPNA de Irán, que desarrolló la turbina tras años de ingeniería nacional, pese a las sanciones occidentales. Asimismo, subraya la creciente cooperación económica entre dos aliados que enfrentan sanciones ilegales impuestas por Occidente.

Este hecho también pone de relieve la consolidación de Irán como uno de los principales fabricantes de equipos industriales pesados con capacidad para competir a nivel internacional, especialmente entre los países que buscan alternativas a los proveedores tecnológicos occidentales.

Para Rusia, la adquisición ayuda a cubrir necesidades urgentes en su infraestructura energética tras las sanciones que interrumpieron el acceso a servicios de mantenimiento y repuestos para sus turbinas de fabricación occidental.

La MGT-70 ofrece una alternativa resistente a las sanciones frente a las unidades envejecidas de Siemens, con mayor eficiencia y capacidad de generación, lo que constituye un activo clave para la modernización de la flota eléctrica rusa.

Más allá de su utilidad inmediata, la transacción establece una nueva asociación tecnológica que podría modificar los patrones globales del comercio de equipos energéticos y desafiar la hegemonía occidental en este sector estratégico.

¿Por qué Rusia importa turbinas de gas iraníes?

La decisión de Rusia de importar turbinas iraníes surge de una vulnerabilidad crítica expuesta por las sanciones occidentales tras la guerra en Ucrania, las cuales bloquearon el acceso a servicios esenciales de mantenimiento, repuestos y nuevos equipos de proveedores tradicionales como Siemens, GE y Alstom.

El sector energético ruso, que genera aproximadamente el 50 % de su electricidad a partir de gas natural y opera unas 200 turbinas de gas de alta capacidad, dependía históricamente de importaciones occidentales para cerca del 70 % del equipamiento de nuevas plantas, creando una dependencia sustancial que se ha vuelto insostenible en las condiciones geopolíticas actuales.

Esta dependencia se evidenció de manera dramática en 2022, cuando Canadá bloqueó el retorno de una turbina Siemens reparada destinada al gasoducto Nord Stream.

El presidente Vladímir Putin citó esta acción como un obstáculo directo para las exportaciones de gas ruso hacia Europa, evidenciando cómo la infraestructura energética se ha convertido en un instrumento de presión en conflictos económicos.

Sin acceso a los fabricantes originales para mantenimiento y actualizaciones, Rusia enfrenta un deterioro progresivo de su capacidad de generación, particularmente en relación con las aproximadamente 100 turbinas Siemens V94.2 y 50 turbinas GE serie 9F que constituyen la columna vertebral de su flota eficiente.

Esto ha hecho urgente la búsqueda de fuentes alternativas de equipamiento confiable.

La MGT-70 iraní representa una solución ideal para las necesidades inmediatas de Rusia. Se trata de una versión mejorada y de ingeniería inversa de la turbina Siemens V94.2, compatible con la infraestructura existente y con características de desempeño superiores, adecuada tanto para reemplazo como para proyectos de modernización.

Turbina de gas MGT-70 de Irán 

 

Con una potencia en ciclo simple de 185 megavatios, frente a los 157 megavatios de la V94.2 original, y una eficiencia mejorada del 32 % al 36,4 %, la MGT-70 permite a Rusia aumentar la capacidad de generación a partir de instalaciones existentes sin necesidad de invertir en infraestructura completamente nueva. Esto resulta especialmente valioso para proyectos estratégicos en regiones remotas como el Lejano Oriente.

Compañías energéticas rusas como RusHydro ya están implementando estas turbinas en mejoras críticas en instalaciones como Khabarovskaya CHPP-4 y Yakutskaya GRES-2, con planes de añadir aproximadamente 1,3 gigavatios de capacidad, lo que mejorará la confiabilidad de la red y respaldará las exportaciones de energía mediante proyectos como el gasoducto Power of Siberia-2.

Más allá de las necesidades técnicas inmediatas, la importación de estas turbinas profundiza los lazos estratégicos entre dos importantes países productores de gas que enfrentan presiones geopolíticas similares. Esto crea una asociación que desafía los monopolios tecnológicos occidentales y fomenta cadenas de suministro alternativas dentro del marco económico de los BRICS.

Desde una perspectiva estratégica más amplia, la importación de turbinas es solo un componente de la creciente cooperación energética entre Rusia e Irán. Esto incluye un memorando de entendimiento por 40.000 millones de dólares entre Gazprom y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán para el desarrollo conjunto de campos, así como un proyecto recientemente completado de gasoducto en el Caspio para exportaciones de gas ruso hacia Irán.

Esta cooperación aprovecha las fortalezas complementarias: la experiencia técnica de Rusia en transporte de energía y la creciente capacidad de manufactura de Irán, reduciendo la vulnerabilidad de ambos países ante presiones occidentales mediante asociaciones diversificadas.

La transacción también proporciona a Irán ingresos valiosos en divisas y validación tecnológica para sus industrias nacionales, que han desarrollado capacidades avanzadas de fabricación pese a décadas de sanciones. Demuestra cómo las sanciones secundarias pueden estimular la innovación y la autosuficiencia en economías afectadas.

 ¿Qué turbinas de gas ha utilizado Rusia?

Históricamente, el sector eléctrico ruso ha dependido de una mezcla diversa de tecnologías de turbinas de gas, con una parte significativa provista por fabricantes occidentales antes de las sanciones impuestas tras la invasión de Ucrania en 2022.

La columna vertebral de la flota eficiente rusa ha sido principalmente las turbinas Siemens SGT5-2000E (conocidas como V94.2 en Rusia), con unas 100 unidades instaladas en plantas de ciclo combinado como Surgutskaya GRES-2, ofreciendo entre 150 y 160 megavatios de capacidad cada una y eficiencias del 32-34 %.

A estas se sumaban las turbinas GE serie 9F, incluyendo los modelos 9F.03 y 9F.05, con unas 50 unidades de 200 a 300 megavatios cada una, con eficiencia de 35-38 %, esenciales para capacidad de punta en instalaciones como Shaturskaya GRES, representando algunos de los activos de generación más eficientes de la red rusa.

Rusia también operaba numerosas unidades menores de diversos fabricantes, incluyendo unas 20 turbinas 6F.03 bajo licencia GE, de aproximadamente 80 megavatios cada una, en empresas conjuntas con Inter RAO; estas unidades más antiguas se están retirando progresivamente debido a problemas de eficiencia y mantenimiento limitado por sanciones.

Paralelamente, Rusia ha desarrollado capacidades de manufactura nacional mediante empresas como Power Machines y Rostec, aunque estos esfuerzos se han concentrado históricamente en unidades de menor capacidad o dependieron de asociaciones con empresas occidentales.

Power Machines ha producido las turbinas GTE-65 y GTE-170, con 20-30 unidades desplegadas en distintas plantas térmicas, ofreciendo 65 y 170 megavatios respectivamente, con eficiencias de 30-34 %, y algunos prototipos preparados para compatibilidad con hidrógeno, en previsión de la descarbonización futura.

Más relevante aún, la United Engine Corporation de Rostec desarrolló la turbina GTD-110M, la primera turbina de gas de alta potencia completamente nacional, con capacidad de 110-120 megavatios y eficiencia superior al 35 %, con 5-10 unidades operativas entre 2024-2025 en instalaciones como la central Udarnaya HPP en Krasnodar, y planes de expansión hacia infraestructura de transporte de gas y aplicaciones de generación eléctrica más amplias.

Turbina de gas MGT-70 de Irán 

 

A pesar de los esfuerzos internos, la flota rusa de turbinas anterior a las sanciones seguía siendo predominantemente de origen extranjero: aproximadamente el 70 % de las unidades de alta capacidad provenían de fabricantes occidentales, lo que creó una vulnerabilidad significativa cuando las cadenas de suministro de mantenimiento y repuestos se interrumpieron.

El escenario posterior a las sanciones ha acelerado los programas de sustitución de importaciones en Rusia y ha forzado soluciones creativas para mantener la infraestructura existente, incluyendo una mayor dependencia de proveedores chinos y, ahora, iraníes.

Los objetivos de producción nacional de Rusia apuntan a una localización del 80 % para 2030, con Power Machines aumentando la producción de 8 a 12 turbinas anuales hacia 2025; sin embargo, esta cifra aún está lejos de cubrir las necesidades de reemplazo de la amplia flota de turbinas occidentales envejecidas.

Este déficit de capacidad ha empujado a Rusia hacia asociaciones con proveedores alternativos, incluyendo Harbin Electric de China para ciertos proyectos y, más recientemente, el Grupo MAPNA de Irán para las turbinas MGT-70, que ofrecen la ventaja particular de estar diseñadas como reemplazos directos de las unidades Siemens V94.2, que constituyen una parte sustancial de la infraestructura energética rusa.

El giro estratégico hacia turbinas iraníes refleja tanto necesidades prácticas inmediatas como una alineación geopolítica más amplia, en la medida en que Rusia busca construir asociaciones energéticas aisladas de la presión occidental, pero que aún garanticen las capacidades técnicas necesarias para la generación eléctrica moderna.

¿Qué es la turbina de gas iraní MGT-70?

La MGT-70 es una turbina de gas de clase E para servicio pesado, desarrollada por el Grupo MAPNA de Irán a través de su Compañía de Ingeniería y Fabricación de Turbinas (TUGA). Representa un logro significativo dentro del programa iraní de autosuficiencia tecnológica en el sector energético, impulsado por las sanciones.

Este avanzado equipo de generación eléctrica es una versión mejorada y de producción nacional de la turbina Siemens V94.2, sometida a ingeniería inversa y perfeccionada mediante años de investigación y desarrollo para superar las especificaciones originales de diseño.

La turbina entrega 185 megavatios en configuración de ciclo simple —un aumento considerable frente a los 157 megavatios de la V94.2— y puede alcanzar aproximadamente 330 megavatios en ciclo combinado con turbinas de vapor, lo que la hace apta tanto para cargas base como para cargas pico en escenarios diversos de generación eléctrica.

Con una eficiencia bruta del 36,4 % en ciclo simple y hasta un 59 % en ciclo combinado, la MGT-70 supera el rendimiento de muchos de sus pares globales de clase E de fabricantes como GE o Ansaldo. Además, mantiene flexibilidad operativa con gas natural, diésel o mezclas de hidrógeno, mediante cámaras Dry Low NOx que reducen las emisiones contaminantes.

Entre sus mejoras técnicas se incluyen un compresor axial de 16 etapas con álabes de entrada variables para optimizar el desempeño en distintas condiciones, y una sección de turbina con avanzados sistemas de refrigeración, álabes monocristalinos y recubrimientos térmicos que prolongan la durabilidad y la vida útil operativa.

La turbina mide aproximadamente 12 metros de largo y 4 metros de diámetro, con un peso de 186 toneladas para el núcleo. Está diseñada para un mantenimiento relativamente sencillo gracias a componentes modulares en la ruta de gases calientes, que pueden ser reparados o sustituidos sin necesidad de desensamblar toda la unidad.

 

Entre sus características operativas destacan: arranque rápido (alcanzando carga completa desde condiciones frías en 17,5 minutos con carga normal o en 9 minutos con carga acelerada), capacidad de arranque en caliente para responder a demandas inmediatas de la red, y excelente desempeño en cargas parciales, manteniendo bajas emisiones gracias a la tecnología DLN.

El diseño incorpora dos cámaras de combustión tipo silo con escudos térmicos cerámicos y ocho quemadores híbridos por cámara, que permiten operar tanto con gas como con petróleo en modos de premezcla y difusión, manteniendo emisiones de NOx por debajo de 25 ppmvd y de CO por debajo de 10 ppmvd a 15 % de oxígeno.

Más allá de las especificaciones técnicas, la MGT-70 ha sido concebida para responder a exigencias prácticas en entornos difíciles, con desempeño probado en climas áridos similares a los de Irán y características de diseño que facilitan el mantenimiento y prolongan la vida de servicio.

La turbina ofrece una vida operativa superior a 170 000 horas equivalentes entre revisiones mayores, con inspecciones de la ruta de gases cada 33 000 horas y revisiones generales a las 66.000, aunque estos intervalos pueden extenderse según las condiciones de operación y los regímenes de mantenimiento.

De particular valor para los operadores son las características de diseño que permiten la inspección directa de los quemadores y los álabes de la turbina a través de portillas en las cámaras de combustión, sin necesidad de desensamblar por completo la unidad, lo que reduce de manera significativa los tiempos de inactividad y los costos de mantenimiento en comparación con muchas turbinas de diseño occidental.

Con más de 180 unidades en operación dentro de la red eléctrica iraní y exportaciones exitosas a países como Irak y Siria —donde el contrato para la central Rumaila de 3000 megavatios en Basora constituyó la mayor exportación tecnológica en la historia de Irán—, la MGT-70 ha consolidado una reputación de fiabilidad que la hace apta para las exigencias de la infraestructura energética rusa.

En agosto, el Grupo MAPNA presentó además su primera turbina de gas de clase F desarrollada íntegramente en Irán, la MGT-75, un paso adelante respecto a la MGT-70.

La MGT-75 supone un avance tecnológico significativo: ofrece 222 megavatios en ciclo simple (frente a los 185 de la MGT-70), mantiene compatibilidad con combustibles mezclados con hidrógeno para reducir emisiones y alcanza una eficiencia térmica superior al 59 % en configuración de ciclo combinado.

Esta turbina de clase F incorpora ingeniería más sofisticada, incluyendo un compresor axial en 3D y álabes monocristalinos, lo que le permite competir con los fabricantes occidentales consolidados, apoyándose en la experiencia operativa acumulada con la plataforma MGT-70.


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.