Pocos planetas guardan una relación tan emblemática con sus satélites. El nuestro, la Luna, es tan importante que influye de forma directa en el curso de la vida sobre la Tierra, no solo iluminando la superficie durante la noche, sino también controlando, junto con el Sol, el oleaje de los mares y océanos.
El recorrido de la Luna alrededor de la Tierra no es circular, sino elíptico. Por ese motivo, durante su trayecto, se aleja y se acerca a la Tierra en los extremos de la elipse. Cuando la Luna se encuentra en el extremo más alejado, decimos que se está en el apogeo. El extremo más cercano a la Tierra se llama perigeo.
Una vez cada cierto tiempo, se produce una concomitancia de dos fenómenos astronómicos. La fase de Luna llena coincide casi con el perigeo, dando la sensación de ser más grande y brillante. Es el fenómeno de la superluna.
En la noche de superluna, nuestro satélite se ve un 14 % más grande y hasta un 30 % más brillante. Este increíble efecto será visible en la noche de 14 de noviembre en todo el mundo, aunque la percepción de las cualidades del astro dependerá de las condiciones climáticas.
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