La ola de suspensiones y cancelaciones refleja la creciente presión de los estudiantes, el personal y los grupos de derechos humanos, que argumentan que las universidades israelíes no son espacios neutrales, sino que juegan un papel directo en el sostenimiento del aparato militar del régimen, según ha informado este sábado el diario británico The Guardian.
Los activistas señalan las asociaciones de los centros universitarios de Israel en los campos como la inteligencia artificial, la vigilancia y la tecnología armamentística como una evidencia de su complicidad en la guerra genocida del régimen contra el pueblo de Gaza.
La Universidad de Ámsterdam ha declarado que ha puesto fin a un programa de intercambio de estudiantes con la universidad hebrea de Jerusalén.
La Asociación Europea de Antropólogos Sociales también ha anunciado que no colaborará con instituciones académicas israelíes y ha alentado a sus miembros a seguir su ejemplo.
Entretanto, algunas instituciones en el Reino Unido, Francia y Alemania han declarado que están cortando lazos con la academia israelí.
El año pasado, la Universidad Federal de Ceará (Brasil) canceló una cumbre de innovación con una universidad israelí, mientras que varias universidades de Noruega, Bélgica y España cortaron sus vínculos con las instituciones israelíes. Otras, como el Trinity College de Dublín, siguieron su ejemplo este verano boreal.
Stephanie Adam, de la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural a Israel, ha afirmado que las instituciones académicas israelíes son cómplices del “régimen de décadas de ocupación militar, apartheid colonial y ahora genocidio de Israel”.
Según él, existe “una obligación moral y legal para que las universidades rompan sus vínculos con las universidades israelíes cómplices”.
Los partidarios de la campaña de boicot dicen que las universidades de Israel no son espacios neutrales, sino que están profundamente vinculadas al complejo militar-industrial del régimen y proporcionan investigaciones y tecnologías militares utilizadas en Gaza.
Según el historiador y politólogo israelí Ilan Pappé, la gran mayoría de los académicos israelíes no se niegan a servir al ejército del régimen.
“Proporcionan cursos y títulos al servicio secreto, a la policía y son agencias del gobierno que oprimen a los palestinos diariamente”, ha reconocido.
Ghassan Soleiman Abu-Sittah, cirujano británico-palestino y destacado defensor de la campaña de boicot, cree que “la amenaza de un boicot académico es suficiente para empujar al gobierno israelí a poner fin a este genocidio”.
The Guardian señala a este respecto que Israel ha recibido una cantidad neta de 875,9 millones de euros de Horizonte Europa, el programa marco de investigación e innovación (I+I) de la Unión Europea (UE) para el período 2021 -2027, pero la institución europea propuso en julio una suspensión parcial de Israel del programa.
Según el informe, existe la preocupación de que si se detiene el flujo de dinero de los países occidentales a Israel, los investigadores abandonarán Israel y posiblemente no regresarán jamás, lo que alimentará una fuga de cerebros.
La guerra del régimen, que ya dura 23 meses, ha cobrado la vida de más de 64 700 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, y es posible que el número real de víctimas probablemente sea mucho mayor, según las autoridades locales.
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