Pekín ha decidido imponer embargos a varias organizaciones no gubernamentales de EE.UU., entre ellas Human Rights Watch (HRW), en represalia por un proyecto de ley estadounidense que, para apoyar a los manifestantes, prohíbe la venta de armas de control de multitudes a la Policía de Hong Kong, ha informado este lunes la Cancillería china en un comunicado.
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“Es una violación grave del derecho internacional y de los principios básicos de las relaciones internacionales, además de una injerencia en los asuntos internos de China. Por eso, China ha decidido establecer sanciones a varias organizaciones no gubernamentales de los EE.UU. —el l NDI [Instituto Democrático Nacional], Human Rights Watch (HRW) y Freedom House, entre otros— por apoyar las actividades extremistas y violentas en Hong Kong”, ha anunciado la portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hua Chunying.
La portavoz añade que, en reciprocidad, el gigante asiático ha suspendido la revisión de las solicitudes de aviones y barcos militares de EE.UU. para visitar Hong Kong.
Es una violación grave del derecho internacional y de los principios básicos de las relaciones internacionales, además de una injerencia en los asuntos internos de China. Por eso, China ha decidido establecer sanciones a varias organizaciones no gubernamentales de los EE.UU. —el l NDI [Instituto Democrático Nacional], Human Rights Watch (HRW) y Freedom House, entre otros— por apoyar las actividades extremistas y violentas en Hong Kong”, ha anunciado la portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Hua Chunying.
Estas medidas son, evidentemente, una repuesta a las políticas injerencistas de EE.UU. en Hong Kong, donde desde hace seis meses se producen amplias manifestaciones.
En un principio se trató de protestas contra un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones a la China continental de sospechosos de haber cometido delitos en Hong Kong y, aunque casi de inmediato el Gobierno de Hong Kong anunció la retirada definitiva de dicha ley, las marchas continúan.
Pekín denuncia que Estados Unidos y algunos países extranjeros están alentando las protestas, como evidencia el mencionado proyecto de ley a favor de los manifestantes y también el proyecto aprobado por el Senado estadounidense, que reclama democracia y respeto de los derechos humanos en Hong Kong y una evaluación anual de la autonomía de la isla y, si los resultados de esta son desfavorables, amenaza con imponer restricciones a China.
Para China, Hong Kong, una región administrativa especial, forma parte de su territorio.
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