El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) informó el lunes que más de 30.000 personas fueron desplazadas por la represión del Gobierno contra esa minoría musulmana que reside mayormente en Rajine. La mitad de dicha cifra fue registrada durante solo dos días cuando los helicópteros del Ejército se desplegaron en la zona y provocaron la muerte de decenas de residentes.
Los medios estatales reportan que durante los enfrentamientos iniciados desde hace seis semanas, las fuerzas de seguridad han matado a casi 70 personas y detenido a otras 400, pero los activistas de derechos humanos estiman mucho más el número de las víctimas.
Tanto los activistas como testigos presenciales confirman que las fuerzas del Ejército birmano continúan asesinando a los musulmanes rohingyas, saqueando sus bienes, violando a las mujeres e incendiando sus viviendas.
El Gobierno prohíbe la entrada de los supervisores internacionales en la zona e impide cualquier investigación sobre las represiones que aplica contra los rohingyas.
El Observatorio de Derechos Humanos publicó el domingo unas imágenes satelitales que evidenciaban grandes incendios intencionados en pueblos rohingya. Las imágenes mostraban más de 400 construcciones incendiadas en tres localidades rohingya en donde se registraron enfrentamientos.
El Gobierno y los militares rechazaron las acusaciones y no reconocieron como responsables de los incendios a las tropas birmanas, y acusaron a los rohingyas.
Desde el año 2012 el estado de Rajine ha sido escenario de violencia comunal a manos de extremistas budistas. El Gobierno birmano niega la plena ciudadanía a los musulmanes, y los considera como inmigrantes indocumentados de Bangladés, a pesar de que hayan vivido en Myanmar por generaciones.
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