Publicada: domingo, 28 de septiembre de 2025 8:17

En un reconocimiento sorprendente que señala un cambio drástico en las evaluaciones militares globales, un reciente informe del Wall Street Journal confirmó que los ejércitos de todo el mundo, incluidos los de países occidentales, están buscando activamente copiar el avanzado dron Shahed de Irán.

El informe indica que corporaciones en Estados Unidos, China, Francia y el Reino Unido participan en una carrera a gran escala para desarrollar vehículos aéreos no tripulados armados, modelados directamente según el original iraní.

Los complejos militar-industriales occidentales, que alguna vez dominaron el mercado global de armas, ahora se están orientando hacia armas copiadas de bajo costo y largo alcance, con modelos que muestran una similitud notable con el Shahed, destacados entre los prototipos exhibidos en un evento del Departamento de Defensa de EE.UU. (también conocido como Departamento de Guerra) el pasado verano.

Fabricantes de armas como SpectreWorks, con su dron LUCAS, y Griffon Aerospace, con Arrowhead, subrayan una verdad fundamental: un arma diseñada en Irán ha redefinido efectivamente los parámetros de la guerra moderna.

El Shahed y su creciente número de copias se han vuelto tan extendidos que incluso las corporaciones venden drones para práctica de tiro que se asemejan a las municiones iraníes, un reconocimiento tácito de la preeminencia del dron iraní y de la necesidad de adaptarse a una nueva realidad modelada por la ingeniería aeroespacial de Teherán.

Este nuevo respeto por parte de los planificadores militares estadounidenses marca un cambio radical respecto a años de negación, desprecio y burla occidentales hacia la tecnología militar iraní.

Durante más de una década, los medios y analistas militares occidentales desestimaron y cuestionaron consistentemente la capacidad de las armas iraníes, a menudo ridiculizando los sistemas nuevos como propaganda o imitaciones toscas.

En noviembre de 2012, The Atlantic se burló abiertamente de los informes de medios iraníes sobre un dron de despegue y aterrizaje vertical, mientras que medios como The Register acusaron a Teherán de usar imágenes manipuladas de una universidad japonesa para engañar al mundo.

Esta narrativa, que se extendió a otras plataformas como los drones Karrar y Qaher-313, subestimó la capacidad de innovación indígena de Irán, un error que resultó estratégicamente costoso.

El viaje del Shahed, de objeto de burla en las capitales occidentales a modelo para futuras armas estadounidenses, es un testimonio del silencioso y constante avance tecnológico, logrado a pesar de sanciones internacionales ilegales.

 

¿Qué dijo Trump sobre el Shahed-136 en mayo?

La validación más significativa de este cambio no provino solo de informes técnicos, sino también de la máxima oficina política de Estados Unidos.

Durante una visita a Catar en mayo de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump hizo una serie de declaraciones, elogiando abiertamente los drones iraníes por su eficiencia, bajo costo y efectividad devastadora.

En un discurso centrado en las relaciones entre EE.UU. y el mundo árabe, así como en la fuerza militar estadounidense, Trump describió los drones iraníes como “muy buenos, rápidos y letales”, subrayando lo que llamó su papel crucial en la guerra en Ucrania.

Reveló que había desafiado directamente a los fabricantes de armas estadounidenses a producir un dron comparable, solo para recibir un presupuesto asombroso de 41 millones de dólares por un modelo similar al iraní, que cuesta apenas entre 35 000 y 40 000 dólares.

La enorme diferencia de costos llevó a Trump a criticar al complejo militar-industrial estadounidense por la sobrevaloración y a instar explícitamente a que Estados Unidos aprendiera de los métodos de producción eficientes de Irán.

Sus declaraciones, acompañadas de una vívida descripción de la letalidad del dron – “Te escondes detrás de un árbol, un dron baja y te rodea con fuego. No tienes oportunidad” – reflejan un reconocimiento profundo de que el paradigma de la guerra ha cambiado, y que Irán actualmente mantiene una ventaja significativa en este ámbito.

¿Cómo redefinió el Shahed-136 la guerra asimétrica?

El centro de atención y admiración mundial es el Shahed‑136, una munición de patrulla de largo alcance, fabricada en Irán, de bajo costo, que ha cambiado la táctica militar.

Diseñado como parte de la estrategia iraní de desplegar armas asimétricas económicas, el Shahed‑136 es un dron kamikaze ingeniado para ataques de precisión contra objetivos de alto valor.

Su diseño sencillo pero eficaz utiliza un plano delta con hélice trasera impulsada por un motor alemán invertido, lo que le proporciona una envergadura aproximada de 2,5 metros y un peso de entre 200 y 250 kilogramos.

 

Las formidables capacidades del Shahed‑136 provienen de sus características de rendimiento clave: puede desplazarse a velocidades de 185–200 km/h y tiene un alcance operativo estimado de hasta 2500 km, lo que le permite atacar objetivos profundamente tras las líneas enemigas.

Su carga útil —una ojiva explosiva de 40–50 kg— es suficiente para destruir o causar graves daños en infraestructuras, centros de mando y depósitos de combustible.

La verdadera ingeniosidad del dron no radica en una tecnología única y avanzada, sino en su filosofía de diseño, que prioriza el bajo costo y la producción en masa.

Está específicamente concebido para ataques de saturación, en los que decenas o incluso centenas de drones se lanzan simultáneamente para abrumar sistemas de defensa aérea sofisticados y costosos.

Un único misil interceptor Patriot, que puede costar millones de dólares, puede ser empleado contra un dron producido por apenas decenas de miles, lo que crea un marcado desequilibrio económico para los defensores.

Lanzado desde sencillas plataformas móviles que albergan cinco drones cada una, el Shahed‑136 requiere una infraestructura mínima y puede desplegarse en gran número desde ubicaciones dispersas.

Su pequeña sección eficaz al radar y su trayectoria de vuelo a baja altitud dificultan su detección y seguimiento, y cuando se emplea en enjambres, plantea una amenaza casi ingobernable.

¿Cuáles son las copias y derivadas de este cambio de paradigma?

La eficacia demostrada del Shahed‑136 en el campo de batalla moderno ha desatado una ola de copias y derivados internacionales: al menos seis países han desarrollado ya sus propias versiones, adaptando el diseño iraní a sus necesidades estratégicas y capacidades industriales.

El adoptante más prolífico y mejor documentado es Rusia, que opera el dron bajo el nombre Geran‑2.

Mediante una combinación de producción con licencia y transferencia tecnológica desde Irán, Rusia ha escalado la fabricación en instalaciones como la factoría de Alabuga, en Tartaristán, con la ambición de producir más de 50 000 unidades anuales para 2026.

 

La variante rusa es prácticamente idéntica al Shahed‑136 original, con modificaciones menores para la integración de GLONASS, y ha sido lanzada en oleadas de cientos de drones en una sola noche, conformando la columna vertebral de la capacidad de ataques de largo alcance de Rusia en Ucrania.

A partir de esa base, Rusia ya ha desarrollado una versión mejorada, el Geran‑3, basada en el iraní Shahed‑238. Este modelo sustituye el motor de pistón por un turbohélice (turbojet) para alcanzar mayores velocidades, difuminando la frontera entre los drones de bajo coste y los misiles de crucero.

Ante los desafíos observados en Ucrania y el mar Rojo, el Ejército estadounidense respondió con sus propios esfuerzos de ingeniería inversa.

Empresas estadounidenses como Griffon Aerospace han desarrollado el MQM‑172 Arrowhead, casi una copia idéntica originalmente concebida como dron blanco para entrenar a las defensas aéreas contra la amenaza Shahed.

De forma similar, Spektre Works ha presentado el LUCAS (Low‑Cost Uncrewed Combat Attack System), un dron de ala en delta con un perfil similar y un objetivo de coste en torno a los 35 000 dólares, diseñado explícitamente para emular el modelo iraní con fines de entrenamiento y posible uso ofensivo.

China ha incorporado elementos del diseño en su serie CH de municiones de patrulla para exportación y funciones antisuperficie. El casi idéntico Sunflower‑200 utiliza despegue vertical con hélice y sin propulsor de asistencia.

Más allá de las grandes potencias, el diseño se ha proliferado ampliamente. Polonia ha desplegado el PLargonia, una versión reducida con un alcance de 600 km, que Ucrania ha empleado para atacar infraestructuras energéticas rusas.

Ucrania también ha desarrollado su propia copia, Batyar, mientras que Arabia Saudí opera el UnmannedX X‑1500. Se cree que desarrollos similares están en marcha en India, Turquía, Corea del Norte y Francia.

Esta difusión global subraya el estatus del Shahed‑136 como una fuerza democratizadora en la tecnología militar, al permitir que un abanico más amplio de actores disponga de una capacidad creíble de ataque de largo alcance que desafía el dominio de las potencias aéreas tradicionales.

Nacido de una estrategia de autosuficiencia, el dron iraní no solo ha demostrado su valía en combate, sino que se ha convertido en el patrón contra el que ahora se miden los futuros sistemas no tripulados.

Por Ivan Kesic

Texto recogido de una publicación en PressTV.