Publicada: jueves, 5 de junio de 2025 13:29

Durante su visita a Catar el mes pasado, el presidente de EE.UU., Donald Trump, hizo una sorprendente declaración al afirmar que los drones iraníes son los mejores del mundo, alabándolos por su eficacia y bajo costo.

Por: Iván Kesic

Instó a las compañías fabricantes de armas estadounidenses a desarrollar un producto comparable, describiendo a los drones autóctonos iraníes como devastadores, efectivos, económicos y aterradores.

Esta franca admisión de un presidente estadounidense durante un viaje al extranjero rompe con años de negación, menosprecio y minimización por parte de Occidente hacia la tecnología militar iraní.

Los medios occidentales, que actúan como prolongaciones de los poderes establecidos en Occidente, han cuestionado durante largo tiempo la capacidad de las armas iraníes, producidas bajo severas y prohibidas sanciones.

En un informe de noviembre de 2012, la revista estadounidense The Atlantic ridiculizó un reportaje de medios iraníes locales sobre un dron capaz de despegar y aterrizar verticalmente.

Un reporte contemporáneo en The Register coincidió con The Atlantic, señalando que las fotografías del dron “guardaban un asombroso parecido con imágenes procedentes de la Universidad Chiba de Japón”.

Años después, es el propio presidente de Estados Unidos quien reconoce los avances rápidos y notables de Irán en materia militar, especialmente en la producción de drones de clase mundial.

Las afirmaciones de Trump

Trump realizó estos comentarios durante un evento centrado en las relaciones entre Estados Unidos y los países árabes, la fortaleza del ejército estadounidense y los planes para el desarrollo de nuevas armas.

Frente a los estados árabes del Golfo Pérsico, presentó a Estados Unidos como un aliado seguro y poderoso, presumiendo de un presupuesto militar de un billón de dólares y el “equipamiento más avanzado”, que incluye cazas, misiles y sistemas defensivos.

Resaltó luego los esfuerzos en curso para desarrollar nuevos sistemas de drones, que describió como armas aterradoras que juegan un papel fundamental en la guerra moderna.

“Si observan la guerra que está ocurriendo [la guerra en Ucrania], es horrible. Pero la estamos siguiendo muy de cerca, y los drones realmente parecen estar tomando el control de ese conflicto”, afirmó Trump.

Añadió que espera crear un motor para drones de bajo costo, que no requiera gastos excesivos, citando a Irán como ejemplo del camino a seguir para Estados Unidos.

Trump elogió la tecnología de drones iraníes por su rentabilidad y eficacia, contrastándola marcadamente con los elevados precios de los drones estadounidenses.

Señaló que los drones iraníes cuestan aproximadamente entre 35 000 y 40 000 dólares, mientras que las empresas estadounidenses habían cotizado modelos similares en 41 millones de dólares.

“Le pregunté a una de esas compañías: ‘Quiero muchos drones’. Y, ya saben, en el caso de Irán, hacen buenos drones, y los fabrican por treinta y cinco, cuarenta mil dólares”, declaró Trump.

Describió a los drones iraníes como “muy buenos, rápidos y letales”, enfatizando su papel creciente en la guerra contemporánea, un reconocimiento que llega años después de que muchos estadounidenses consideraran que los drones iraníes eran meras imágenes manipuladas digitalmente.

“Lanzamos miles de ellos, y es un método excelente. Son muy buenos también — rápidos y letales —, realmente horribles”, añadió.

Comentó además sobre su letalidad: “Si te escondes detrás de un árbol, un dron desciende y te rodea con fuego. No tienes ninguna oportunidad. El árbol también cae”, destacó, subrayando sus capacidades destructivas.

Estas declaraciones forman parte de una crítica más amplia al complejo militar-industrial estadounidense por sus precios inflados, sugiriendo que Estados Unidos podría aprender de los métodos de producción rentables de Irán.

Trump expresó su intención de adaptar esta tecnología dentro de las capacidades estadounidenses, afirmando: “Irán fabrica muchos drones. Drones muy efectivos”, y añadió que están “en mi lista de cosas a vigilar”.

Un cambio radical en la guerra moderna

Trump se refería aparentemente al Shahed-136, una munición de ataque suicida (drone kamikaze) iraní, de bajo costo y largo alcance.

Desarrollado a principios de la década de 2020, el Shahed-136 forma parte de la estrategia más amplia de Irán para producir armas asimétricas y económicas destinadas a contrarrestar a sus adversarios regionales.

Como munición merodeadora, el dron puede permanecer en vuelo sobre un área objetivo antes de lanzarse para impactar con precisión, combinando funciones de vigilancia y ataque.

Está diseñado para ataques masivos, saturando las defensas aéreas enemigas por su volumen y bajo costo. Equipado con una hélice propulsora, tiene una envergadura aproximada de 2.5 metros, pesa entre 200 y 250 kg y lleva una carga explosiva de 40 a 50 kg.

Alcanza velocidades de entre 185 y 200 km/h, con un rango estimado de 1800 a 2500 km, según la configuración y la carga útil.

Significativamente más barato que drones o sistemas antiaéreos occidentales, el Shahed-136 está optimizado para producción en masa. Se lanza desde plataformas móviles, normalmente cinco drones por plataforma, y requiere una infraestructura mínima.

Su pequeña sección transversal radar y vuelo a baja altitud dificultan su detección por radares convencionales. Cuando se despliega en enjambres, representa una amenaza casi incontrolable incluso para redes de defensa aérea avanzadas.

Tras casi tres años de uso en el conflicto Rusia-Ucrania, las potencias occidentales aún no han desarrollado una defensa efectiva contra este drone kamikaze. Muchos analistas militares lo consideran un elemento decisivo a favor de Rusia.

Antes de su adopción, las fuerzas rusas dependían en gran medida de misiles de crucero y balísticos costosos y de suministro limitado, así como de bombarderos vulnerables a las defensas aéreas modernas.

En un intento por contrarrestar la amenaza, la Fuerza Aérea ucraniana recurrió al uso de cazas a reacción armados con cañones. En una ocasión, un dron explotó y derribó un MiG-29, marcando el primer caso conocido en la historia militar de un dron que derriba un avión de combate tripulado.

Al no encontrar una solución efectiva, los países occidentales comenzaron a difundir afirmaciones no fundamentadas sobre el suministro de drones iraníes a Rusia durante la guerra, acusaciones que tanto Teherán como Moscú han negado consistentemente.

Funcionarios iraníes han aclarado repetidamente que solo un número limitado de drones fue entregado a Rusia antes del estallido del conflicto en febrero de 2022, en el marco de una cooperación más amplia en tecnología espacial y de drones entre Irán y Rusia.

Según se informó, Teherán y Kiev acordaron reunirse en un país europeo para abordar la cuestión, pero la delegación ucraniana se retiró en el último momento, presionada por Washington y Bruselas.

Como sostienen con razón las autoridades iraníes, si existieran pruebas, Ucrania debería presentarlas directamente a Irán en lugar de montar acusaciones mediáticas en Washington o capitales europeas.

En los últimos dos años, varios países —entre ellos Rusia (con su Geran-2), Ucrania (Batyar), China (Sunflower-200), Arabia Saudí (UnmannedX X-1500) y Estados Unidos (Anduril Roadrunner)— han introducido copias o variantes muy similares de drones iraníes.

Se cree que desarrollos análogos están en marcha también en India, Turquía y Francia.

Mientras tanto, Irán ha avanzado considerablemente en el diseño, presentando una versión mejorada, el Shahed-238, que incorpora un motor microjet y una cámara electroóptica, además de otros modelos sofisticados.

De la burla a la admiración

Las recientes expresiones de admiración de Trump hacia los drones iraníes y su llamado a que el complejo militar-industrial estadounidense emule ese diseño contrastan fuertemente con el desprecio histórico con que líderes, medios y analistas occidentales han tratado la tecnología de drones iraní.

Durante años, las frecuentes presentaciones de nuevos sistemas armamentísticos iraníes fueron sistemáticamente negadas, ridiculizadas y desestimadas. Esta persistente subestimación resultó ser costosa, pues el tiempo reveló que Irán se había beneficiado discretamente del desprecio global.

Este patrón se remonta a 2010, cuando Irán anunció el despliegue de su primer dron de combate, el Karrar, calificado por funcionarios como un “mensajero de honor”.

Medios estadounidenses como Wired lo desestimaron como “más un ‘emisario de molestia’ que una amenaza seria”, poniendo en duda las supuestas “exageradas afirmaciones” sobre el progreso tecnológico iraní.

The Los Angeles Times escribió que “pocos expertos militares toman en serio las jactancias de Irán sobre su programa militar convencional”, mientras que otros descalificaron al dron como anticuado, copiado, inútil o mera propaganda.

Algunos expertos militares occidentales, como Adam Rawnsley, argumentaron que presentar al Karrar como un verdadero vehículo aéreo de combate no tripulado era engañoso, sugiriendo que en realidad era un “dron objetivo” y una copia del MQM-107 Streaker estadounidense de los años 70.

El grupo pro-sionista Unidos Contra un Irán Nuclear (UANI, por sus siglas en inglés) fue aún más allá, acusando a políticos iraníes de una “tendencia a afirmaciones absurdas” respecto a capacidades de drones.

Esta postura mediática desdeñosa continuó con posteriores presentaciones, notablemente el dron Koker-1 VTOL en 2012.

Por falta de imágenes oficiales, una agencia iraní utilizó una foto de un dron VTOL de una universidad japonesa como recurso temporal, práctica común en medios de todo el mundo.

No obstante, esto desató una ola de acusaciones en medios occidentales, que afirmaron que “Teherán oficial” intentaba engañar al mundo con imágenes robadas y manipuladas, pese a que ninguna institución militar iraní oficial las había divulgado.

The Atlantic declaró que “los secretos de la tecnología de drones de Irán están en Photoshop”, mientras The Register lo ridiculizó como una “reivindicación cómica de ayatolás de poca monta”.

Un episodio aún más insólito ocurrió al año siguiente con el dron Qaher-313 y una imagen ampliamente difundida que lo mostraba volando sobre el monte Damavand.

Esa imagen manipulada fue creada por un joven anónimo en un foro militar y tomada por un medio local de Juzestan, etiquetada como una visión de “cómo se verá Qaher en el futuro”.

Sin embargo, los medios occidentales la aprovecharon para acusar a las autoridades iraníes de orquestar un engaño mediante “propaganda estatal”, a pesar de que los medios iraníes en persa habían aclarado que era un modelo conceptual.

También cuestionaron el video del vuelo del Qaher, otra vez acusando de engaño oficial, aunque se había aclarado públicamente que mostraba un prototipo a escala.

Mientras los medios occidentales y algunos autoproclamados analistas de defensa intentaban ridiculizar a los científicos e ingenieros iraníes, su condescendencia terminó revelando más sus propias cegueras que las capacidades tecnológicas de Irán.

Líder mundial en drones kamikaze

En las últimas décadas, Irán ha logrado avances notables en su programa de drones kamikaze (municiones merodeadoras), consolidándose como el principal actor mundial en tecnología de vehículos aéreos no tripulados (UAV).

Impulsado por un compromiso con la innovación nacional y el desarrollo de tecnologías defensivas de vanguardia, el programa de drones iraní enfatiza la autosuficiencia.

Los funcionarios iraníes han destacado reiteradamente su capacidad para neutralizar cualquier amenaza usando sistemas propios de drones.

A nivel global, Irán es reconocido como una de las potencias principales en drones, con varios informes que lo ubican entre los cinco primeros, o incluso entre los tres principales, junto a Estados Unidos y China.

Algunos analistas incluso posicionan a la República Islámica por encima de Estados Unidos y China, citando su notable progreso pese a décadas de sanciones ilegales y bloqueo económico.

Considerando las declaraciones de Trump sobre seguir la “ruta iraní”, así como la adopción por parte de China de diseños de drones inspirados en modelos iraníes, es altamente probable que Irán lidere actualmente el mundo en tecnología de drones kamikaze.

El programa de drones iraní se originó en la década de 1980, durante la guerra impuesta, impulsado por la necesidad urgente de superar el acceso limitado a tecnología militar avanzada occidental debido a las sanciones internacionales.

Un punto de inflexión significativo ocurrió en 2011, cuando Irán capturó y realizó ingeniería inversa de un dron furtivo estadounidense RQ-170 Sentinel, entonces uno de los drones espías más avanzados del mundo.

Desde ese avance, Irán se ha enfocado en producir drones rentables utilizando componentes comercialmente disponibles. Este enfoque ha permitido un desarrollo rápido a pesar de las sanciones y restricciones continuas.

La Compañía Industrial de Fabricación de Aeronaves de Irán (HESA, por sus siglas en persa) y Shahed Aviation Industries, bajo la supervisión del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), lideran el diseño y la producción de estos drones.

En comparación con sus homólogos extranjeros, los drones kamikaze iraníes son notablemente más asequibles y cuentan con alcances operativos significativamente mayores.

Hasta hace poco, el Arash-2 iraní ostentaba el récord del dron kamikaze de mayor alcance en el mundo. Sin embargo, fue superado por el Shahed-136B, otro modelo iraní, que casi duplica ese alcance, llegando aproximadamente a los 4000 kilómetros.

Además de estos drones de largo alcance, Irán despliega una variedad de drones kamikaze de menor alcance, incluyendo las series Shahed, Meray-521, Meray-532, Hadid-110, Rezvan, Raad e incluso variantes lanzadas desde submarinos.

Afirmaciones similares sobre misiles iraníes

Las falsas acusaciones de manipulación fotográfica y la minimización casi profesional de sus capacidades tecnológicas también han empañado la percepción del programa de misiles balísticos iraní.

En el verano de 2008, Irán realizó pruebas de misiles balísticos y difundió imágenes de los lanzamientos, incluyendo una fotografía que mostraba tres misiles en vuelo y un cuarto en tierra.

Una versión manipulada de la foto, alterada para mostrar los cuatro misiles en vuelo, fue difundida exclusivamente por medios occidentales, originada por la agencia francesa de noticias AFP.

Estos medios afirmaron falsamente que Irán había “intentado encubrir un fallo en un lanzamiento”.

Esta imagen alterada, junto con la narrativa engañosa, apareció en las portadas de The Los Angeles Times, The Financial Times, The Chicago Tribune, y fue destacada por BBC News, MSNBC, Yahoo! News, NYTimes.com, entre otros grandes medios.

La frecuente desestimación de las capacidades de misiles balísticos iraníes se ha reducido a afirmaciones simplistas que sostienen que Irán solo “copia” diseños extranjeros, pese a que ningún otro país produce sistemas comparables, y que sus misiles son “armas imprecisas” destinadas únicamente a “aterrorizar ciudades israelíes”.

Estas opiniones desactualizadas provienen en gran medida de Anthony Cordesman, un destacado analista occidental del ámbito militar iraní en las décadas de 2000 y 2010, cuyas evaluaciones se han repetido durante años en numerosos artículos e incluso en trabajos académicos.

No obstante, la narrativa sobre la inexactitud de los misiles iraníes fue desmentida rotundamente el año pasado, cuando Irán atacó objetivos israelíes con precisión en las Operaciones Promesa Verdadera 1 y 2.

Según expertos militares, la persistente subestimación de las capacidades iraníes en drones y misiles por parte de medios, analistas y responsables políticos occidentales ha servido, en última instancia, más a los intereses de Irán que a perjudicarlos.

Occidente enfrenta ahora una brecha significativa en sistemas efectivos de defensa aérea capaces de contrarrestar estas amenazas modernas.

Aunque se desarrollen nuevas defensas en los próximos años, se espera que Irán mantenga una ventaja sustancial tanto en tecnología de drones como de misiles balísticos.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.