Los agentes de la policía del régimen utilizaron gases lacrimógenos y bombas de ruido, para sofocar las marchas.
Decenas de miles de personas, incluidas familias con niños, volvieron a las calles de Tel Aviv y otras zonas de los territorios ocupados para protestar contra la polémica reforma del sistema judicial. La medida busca otorgar más poder al ejecutivo, en detrimento de la justicia. Entretanto, la policía del régimen usó granadas de aturdimiento y bombas de ruido, y desplegó caballería y tanques lanza agua para dispersar a los manifestantes, que le acusaron de ser una “policía dictatorial”.
Los manifestantes bloquearon carreteras, interrumpieron la circulación de trenes y protestaron en lo que califican como otro “día de ira”. Según fuentes policiales, decenas de personas fueron detenidas en diversos puntos en los alrededores de Tel Aviv.
Las movilizaciones se producen mientras el gabinete de Netanyahu sigue adelante con los cambios legales. A través de un comunicado, Netanyahu defendió la represión policial durante las protestas y calificó de “infractores” a los miles de manifestantes que protestan contra la reforma judicial. Además, un comité parlamentario continúa avanzando en el proyecto de ley, que permitiría al parlamento israelí, anular con mayoría simple algunos fallos de la corte suprema y le daría al gabinete de Netanyahu el control del comité de selección de los jueces.
Las protestas, que se realizan hace dos meses, muestran el rechazo a la línea política de Netanyahu, juzgado actualmente por cargos de corrupción, soborno y traición a la confianza. Según expresan los críticos, el primer ministro israelí, pretende cancelar su juicio con la ayuda del ministro de asuntos judiciales de este régimen, utilizando lo que llama “plan de reforma judicial”.
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