Según informó el diario británico Daily Telegraph a finales de marzo, el Fondo de Inversión Público (PIF, por sus siglas en inglés) del reino saudí planea ofertar unos 380 millones de euros (más de 413 millones de dólares) a Mike Ashley, actual propietario del club británico Newcastle, para hacerse con un 80 por ciento de la institución.
Arabia Saudí “está usando el prestigio de la Premier League como instrumento de relaciones públicas y así desviar la atención de las continuas violaciones a los derechos humanos que suceden en el reino saudí”, alertó el jueves el jefe de campañas de Amnistía Internacional (AI) en el Reino Unido, Felix Jakens.
Jakens alertó del riesgo de que, por la crisis provocada por el nuevo coronavirus, el acuerdo entre los saudíes y el club británico “siga adelante sin el grado de escrutinio que debería recibir”.
Por su parte, la directora de iniciativas globales de Human Rights Watch (HRW), MinkyWorden, dijo que los fanáticos de Newcastle “deberían preocuparse por la guerra brutal saudí en Yemen, el asesinato sin justicia del periodista saudí Jamal Khashoggi y el encarcelamiento de las principales activistas por los derechos de la mujer”.
Is #SaudiArabia using cover of #COVID to scoop up #Newcastle?
— Minky Worden (@MinkysHighjinks) April 17, 2020
Reasons fans should be concerned:
—Saudi’s brutal war in #Yemen
—No justice for murder @washingtonpost journalist Jamal Khashoggi
—Still jailing top women’s rights activists
Sportswashing! https://t.co/Yc62E7ce9j pic.twitter.com/6hdpkoYVu1
Se reporta que Riad se sigue moviendo para buscar posibilidades de negocios en tiempo en que todo tiende a caerse, dada la crisis de la pandemia de la enfermedad denominada COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Tratando de ingresar en la Premier League, el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, desesperado desde hace tiempo por agregar un club de fútbol a su creciente cartera, también ha desplegado esfuerzos para comprar el Manchester United.
La monarquía saudí enfrenta serios cuestionamientos por su historial de larga data de violaciones de derechos humanos, como la relación de Bin Salman con el caso Khashoggi, la muerte de miles de civiles en Yemen, ejecuciones masivas y represión de activistas.
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