“Ahora hemos puesto nuestros ojos en la batalla por Marib”, subrayó el jueves Muhamad al-Bujaiti, miembro del Consejo Político Supremo de Yemen, en una conversación con la cadena de televisión libanesa Al-Mayadeen.
El responsable yemení destacó también la operación del Ejército, apoyado por el movimiento popular Ansarolá, en la provincia vecina y estratégica de Al-Yauf, donde impusieron una derrota a las fuerzas saudíes y los “mercenarios” que apoyan.
Según el integrante de Ansarolá, “nuestra victoria en la provincia de Al-Yauf es casi segura”.
Esta semana, las tropas yemeníes, acompañadas de combatientes de Ansarolá, se hicieron con el control de Al-Hazm, la capital de Al-Yauf. La captura de esta ciudad estratégica se ha descrito como un acontecimiento potencialmente “revolucionario”, que permite a las fuerzas yemeníes rodear la provincia de Marib, rica en recursos de hidrocarburos.
Al-Bujaiti aprovechó la ocasión para recordar, una vez más, que la seguridad de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el principal cómplice del régimen de Riad en la guerra con Yemen, se puede garantizar solo cuando se respete la soberanía de Yemen.
Las fuerzas yemeníes han lanzado en varias ocasiones ataques cada vez más sofisticados con misiles y drones contra objetivos en ambos países petroleros del Golfo Pérsico en represalia por los bombardeos que realizan desde el inicio de su agresión en 2015 en apoyo al expresidente fugitivo yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi.
El 14 de septiembre de 2019, Ansarolá atacó con 10 aviones no tripulados dos instalaciones de la petrolera estatal Aramco y provocó la suspensión del 50 % de la producción del mayor suministrador de petróleo del mundo.
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