El príncipe heredero de Arabia Saudí, Muhamed bin Salman, comenzó el jueves una gira internacional en la que visitará Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Túnez, Argelia, Egipto y Mauritania, en medio de la crisis que sacude a la familia real saudí por el asesinato el 2 de octubre del periodista Jamal Khashoggi.
Sin embargo, la visita de Bin Salman ha sido criticada por numerosos activistas pro derechos humanos de los países mencionados que denuncian el macabro crimen.
“El grito de oposición de las naciones libres ha aumentado contra la visita de Bin Salman a su país, lo que indica que las naciones están hartas de las acciones del príncipe heredero saudí y del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe)”, ha declarado este lunes el portavoz del movimiento popular yemení Ansarolá, Muhamad Abdel Salam.
Abdel Salam ha añadido que las personas libres llaman a Bin Salman “príncipe criminal de guerra y verdugo de Yemen”, apodos que a su juicio ponen de manifiesto que ya no se puede llamar “país” a Arabia Saudí, que se he convertido en “nido del crimen internacional”.
El grito de oposición de las naciones libres ha aumentado contra la visita de Bin Salman a su país, lo que indica que las naciones están hartas de las acciones del príncipe heredero saudí y del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe)”, ha declarado el portavoz del movimiento popular yemení Ansarolá, Muhamad Abdel Salam.
Previamente, este mismo lunes, Ansarolá había alabado a través de un comunicado la postura de los activistas pro derechos humanos de Túnez, Argelia, Egipto y Mauritania.
El movimiento popular yemení ha denunciado también que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, siga apoyando a Bin Salman “con absoluta obscenidad” pese a los informes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su acrónimo del inglés) de EE.UU. sobre la implicación del heredero en el asesinato de Khashoggi.
Fuentes de los servicios de inteligencia turcos ya habían informado con anterioridad de que en la muerte de Khashoggi hay implicados altos funcionarios saudíes. El propio presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha afirmado que el asesinato del periodista, muy crítico últimamente con los Al Saud, fue ordenado por autoridades de alto nivel de Arabia Saudí.
La Fiscalía del régimen de Riad reconoció el 15 de noviembre que el columnista fue drogado y descuartizado, pero eximió al príncipe heredero de toda responsabilidad en el crimen.
Mientras el caso Khashoggi ha generado especulaciones sobre la posibilidad de que el príncipe heredero saudí, de 33 años, sea desplazado del camino al trono, según algunos analistas este peligro parece haber disminuido debido al respaldo de Washington.
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