Así que los griegos tienen que apretarse más el cinturón. Tras meses de duras negociaciones, Grecia y sus acreedores llegaron a un acuerdo. Un paquete de reformas para que Atenas obtenga un nuevo tramo de rescate. Las autoridades griegas están satisfechas con lo pactado.
Argumentan que puede abrir las vías de las negociaciones sobre un eventual alivio de la deuda. Sin embargo, en las calles de la capital no todos están de acuerdo con las autoridades al respecto.
El documento pactado, entre otros temas, incluye un recorte del 18 % en las pensiones, lo que afectará a unos 900.000 pensionistas.
También contempla reformas energéticas y el aumento de los impuestos. Tales medidas deben permitir ahorros por unos 3600 millones de euros, condición para que el país continúe recibiendo ayuda financiera.
Durante los últimos días, miles de personas se han manifestado en contra de los recortes, y ya para el 17 de mayo se ha anunciado una huelga general.
No obstante, Grecia no tiene otro remedio que poner en marcha estas nuevas medidas de austeridad, ya que necesita que la Eurozona desbloquee los fondos del rescate, vitales para su economía.
kmd/anz/rba