No ha habido sorpresas: el político socialdemócrata ha recibido hoy domingo el 75 % de los votos de los 1260 compromisarios encargados de la designación, en su mayoría diputados de las dos cámaras del Parlamento alemán. Era claro favorito para el puesto desde hacía meses.
Sin referencias explícitas al controvertido presidente estadounidense, Donald Trump, Steinmeier ha hecho un discurso en el que ha llamado sin embargo a “defender” la “democracia y la libertad”, además de apelar como “primordial” a la cohesión social “en estos tiempos turbulentos”.
El nuevo presidente alemán —cargo mayormente honorífico, pero respetado en su país— ha gozado del apoyo de su propio partido, el Socialdemócrata (SPD, por sus siglas en alemán) y de la Unión Demócrata Cristiana (CDU, en alemán) con el que forma coalición de gobierno, además de la mayoría de ecologistas y liberales.

El epíteto de “anti-Trump” se lo ha ganado el nuevo jefe de Estado, pese a su habitual moderación, tachando al mandatario norteamericano de “predicador de odio” antes de las elecciones de Estados Unidos en noviembre, y diciendo después de ellas que la elección del magnate neoyorquino no era el resultado deseado por los alemanes, además de pronosticar “tiempos difíciles”.
Hoy domingo, el sentido de la elección de Steinmeier ha quedado claro con la gran ovación en pie dedicada por la Asamblea Federal —incluida la canciller, Angela Merkel— a las palabras durante la ceremonia del presidente del Parlamento, Norbert Lammert, contra el aislacionismo y el “nosotros primero”, reminiscencia del lema “Estados Unidos primero”, usado por Trump y los suyos.
Steinmeier ha sido ministro de Asuntos Exteriores de su país durante más de siete años, entre 2005 y 2009, y entre 2013 y 2017. En 2009 se enfrentó a Merkel por la Cancillería, siendo derrotado por 14.655.004 votos (33,8 %) frente a 9.988.843 (23,0 %).
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