“Fue un ataque con fusil, seguramente por un francotirador lo que generó un daño que buscaba dejar varias semanas sin luz al país. Los trabajadores incansables permitieron la reparación”, afirmó el miércoles el mandatario venezolano.
Según el jefe de Estado de Venezuela, el ataque tuvo lugar contra la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en el este del territorio venezolano, y aseguró que el incendio fue causado debido a los disparos de un francotirador contra los autotransformadores.
Maduro recordó que la central eléctrica en cuestión es “un lugar vital para la transmisión de energía eléctrica”, lo que explica porque fue que los enemigos del Gobierno de Caracas decidieron atacarlo para de este modo causar gran daño.
Del mismo modo, reconoció la labor de los ingenieros y trabajadores del Corpoelec y las fuerzas de seguridad venezolanas por sus esfuerzos para resguardar la seguridad de las centrales eléctricas y por haber reparado los daños en un tiempo récord.
Por último, aseguró que la Fiscalía venezolana ha comenzado a investigar este hecho y que las pesquisas continuarán hasta que se dé con los responsables de este y otros ataques similares contra la red eléctrica venezolana.
Fue un ataque con fusil, seguramente por un francotirador lo que generó un daño que buscaba dejar varias semanas sin luz al país. Los trabajadores incansables permitieron la reparación”, afirmó el mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
El mega apagón del principio del mes, que dejó sin luz y teléfono a todo el país durante casi una semana, fue un ataque cibernético y electromagnético tramado, según Caracas, desde Washington, aunque Estados Unidos rechaza estas acusaciones y asegura que la situación actual se debe a la incompetencia del Gobierno venezolano.
El Gobierno chavista tachó entonces de un acto “criminal y brutal” el apagón eléctrico y dijo que formaba parte de “una guerra” promovida por Estados Unidos para desestabilizar el país y justificar una intervención que fuerce la salida de Maduro.
Washington ha intensificado su esfuerzo para derrocar al líder chavista desde que reconociera en enero al opositor Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional (AN) —declarada en desacato desde 2016— como “presidente encargado” de Venezuela.
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