En 2011, Estados Unidos provocó la guerra civil de Siria, destinada a derrocar al presidente Bashar al-Asad, pero alegó que buscaba ayudar a instalar la “democracia” en el país árabe. Es más, intervino militarmente en 2014 en Siria bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo.
Entretanto, Damasco asegura que no ha autorizado la presencia del Ejército estadounidense en su territorio y acusa a Washington de robar los recursos del país levantino y de buscar renovar la estructura del grupo terrorista Daesh, por lo que exige la salida de las tropas foráneas del suelo sirio.
Washington “llevó a cabo acciones hostiles contra nosotros y luego estaba el grupo extremista. Esos terroristas hicieron todas las cosas malas”, denunció Ahmed, un carpintero que se unió al Ejército sirio después del inicio de la guerra.
El veterano del Ejército, residente de la ciudad de Homs, sita en el oeste de Siria, describió el estallido de la crisis como una plaga que se ha extendido rápidamente, por lo que, a su juicio, los civiles no tenían más remedio que unirse a las tropas del Gobierno para luchar contra el terrorismo.
De acuerdo con Ahmed, Estados Unidos ha apoyado y proporcionado armas, incluso avanzadas, a los terroristas, que las usaban para atacar a la gente, por lo que, acusó a EE.UU. de matar a los civiles sirios.
Ante tal situación, la nación siria desconfía de la presencia militar estadounidense en su patria, puntualizó el veterano, para luego asegurar que el pueblo puede luchar por sí mismo contra el terrorismo.
“Usted, EE.UU., que apoya el terrorismo, por favor, váyase”, instó Ahmed, quien volvió a hacer hincapié en que el país norteamericano “es partidario del terrorismo”.
El número de civiles asesinados por la coalición liderada por EE.UU. en el país árabe ha pasado de 3000 personas, de las que un tercio han sido los niños, según reveló el 1 de diciembre Fazl Abdul Qani, el jefe de una página web cercana a las fuerzas de la oposición siria.
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