Un reporte de la televisión estatal siria ha asegurado este lunes que el ataque aéreo se llevó a cabo en una aldea en el sur de la provincia de Al-Hasaka, entre el río Eufrates y la frontera iraquí, una zona en la que se encuentra un campamento temporal para refugiados iraquíes.
Por su parte, el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que monitorea el conflicto sirio desde Londres, el Reino Unido, ha comunicado que fuerzas, respaldadas por Estados Unidos, tomaron la localidad tras una serie de combates, pero no sabían si civiles del lugar habían sido asesinados por un ataque aéreo.
La agencia de noticias estatal siria, SANA, reporta que la mayoría de los que murieron como consecuencia del ataque aéreo en una escuela del pueblo de Joibira eran niños y mujeres refugiados que huían del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe). La fuente también informa de que la ofensiva ha dejado unas 18 víctimas.
Después de difundirse la noticia, un portavoz de la coalición, el coronel Sean Ryan, se ha limitado a comentar que el informe “es falso”, y ha explicado que la coalición, que dice combatir a Daesh, no ha realizado ataques en Al-Hasaka ni herido o matado a civiles en esta jornada.
El 5 de junio, los medios sirios informaron de que diez civiles murieron a manos de la coalición en esta misma provincia, mientras que tres días antes otro reportado ataque dejó doce muertos, todos miembros de una misma familia. En mayo, los ataques aéreos dejaron más de 30 civiles muertos y más de 100 heridos.
El Gobierno sirio, que junto a sus aliados está a punto de acabar definitivamente con los grupos terroristas, denuncia como ilegal la presencia militar de EE.UU. en su territorio y considera que Washington busca prolongar la crisis en Siria.
Mientras que la coalición en sus propios informes admite solo la muerte de más de 892 civiles como resultado de sus ataques –entre agosto de 2014 y finales de abril de 2018– en Irak y Siria, la organización de periodistas independientes Airwars señala que el balance de las víctimas en los dos países árabes, en realidad, supera siete veces esta cifra e indica que son más de 6250 los civiles muertos.
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