Por: Saide Moradifar y Alireza Nasr Esfahani *
Tras la suspensión de las cuentas de Donald Trump en redes sociales —especialmente en X (antes Twitter)—, el actual presidente de EE.UU. lanzó su propia plataforma, Truth Social, a finales de 2021. El objetivo era recuperar su influencia mediática y transmitir directamente sus convicciones políticas, así como las representaciones que hace de sí mismo y de los demás.
Trump ha expresado de manera constante sus opiniones —a menudo divergentes de las normas diplomáticas tradicionales—, primero a través de X y posteriormente mediante Truth Social. Es destacable que su retórica influye directamente en la política exterior de Estados Unidos y en las relaciones diplomáticas internacionales, configurando percepciones sobre la gobernanza estadounidense.
Uno de los países sobre los que Trump comenta con mayor frecuencia es la República Islámica de Irán. En este artículo analizamos 80 publicaciones (en Truth Social) de Trump referidas específicamente a Irán, que abarcan desde enero de 2025 hasta el final de la guerra impuesta de 12 días, con el fin de descubrir los mensajes implícitos en su contenido.
Mediante un análisis de contenido de enfoque mixto, se extrajeron 165 códigos —incluidos palabras clave, frases recurrentes y variaciones temáticas— que fueron agrupados en categorías significativas. Finalmente, emergieron dos imágenes conceptuales dominantes: Trump como el “salvador del mundo” (imagen que proyecta de sí mismo) e Irán como el “enemigo débil” (imagen que proyecta de Irán).
El análisis de contenido de las publicaciones de Trump sugiere que ha enfatizado la construcción de una imagen positiva de su administración para moldear las percepciones internacionales frente a Irán y fomentar empatía y apoyo hacia Estados Unidos.
Al difundir este contenido, Trump ha intentado presentar a Irán de manera negativa, tanto a nivel regional como global, mientras retrata a su propia administración bajo una luz favorable. De hecho, el 75 % de las publicaciones de Trump se centra en su imagen como salvador mundial, mientras que solo el 25 % aborda a Irán como un adversario debilitado.
La autoimagen de Trump: “el salvador del mundo”
Trump ha procurado representarse como el “salvador del mundo” mediante la difusión de información selectiva. Su propósito parece ser justificar las políticas de su administración hacia Irán y manipular las percepciones internacionales para alinear las posturas exteriores con los objetivos de Estados Unidos.
Su autoimagen se construye a través de cuatro categorías temáticas: “cuestionamiento de los logros de los demócratas”, “autodefensa preventiva”, “fin de la guerra” y “prevención del surgimiento de una hegemonía regional”.
El análisis revela que la categoría de “autodefensa preventiva” domina su narrativa (39 % del contenido), seguida de “fin de la guerra” (35 %), “cuestionamiento de los logros demócratas” (23 %) y “prevención del surgimiento de una hegemonía regional” (3 %).
Para construir esta imagen de sí mismo, el presidente estadounidense ha cuestionado los logros de los demócratas mediante dos códigos principales: la anulación del acuerdo nuclear promovido por los demócratas y la necesidad de un nuevo pacto diplomático con Irán.
Trump ha retratado al expresidente Barack Obama y al acuerdo nuclear demócrata como responsables de haber facilitado la supuesta “búsqueda de armas nucleares” por parte de Teherán. Desde su perspectiva, un nuevo acuerdo con Irán es necesario para impedir el enriquecimiento de uranio y la adquisición de armamento nuclear. Además, presenta a Irán como un Estado cuyos intereses se oponen a los de Estados Unidos, alineado con el bloque oriental y como una amenaza internacional que debe ser contenida para proteger tanto al régimen israelí como los intereses estadounidenses en la región.
Al filtrar la información de inteligencia y emplear su propia retórica, Trump ha intentado presentar un ataque estadounidense contra Irán como un acto de “autodefensa preventiva”, apoyándose en dos códigos: la legitimidad de atacar las instalaciones nucleares iraníes y la destrucción de dichos emplazamientos.
Desde su punto de vista, estas acciones permitieron a Estados Unidos generar un momento histórico trascendental para Israel y el mundo al atacar los sitios nucleares iraníes de Fordo, Natanz y Isfahán.
El objetivo final de Trump ha sido presentar el éxito de su administración en la llamada “Operación Martillo de Medianoche” —realizada a mediados de junio— como la neutralización de una amenaza nuclear desestabilizadora en la región, pese a que dicha operación constituyó una flagrante violación del derecho internacional y se basó en información falsa.
Asimismo, Trump ha presentado a su administración republicana como el principal artífice del fin de la guerra en Asia Occidental mediante dos códigos: el acuerdo de alto el fuego entre Israel e Irán y el establecimiento de la paz mundial. En efecto, su objetivo era proyectarse como un pacificador y un líder consciente de la seguridad internacional, seleccionando cuidadosamente información positiva, como la referida al alto el fuego tras la guerra de 12 días promovido por Israel.
Es importante señalar que Trump ha otorgado menor relevancia a la prevención del surgimiento de una hegemonía regional. Sin embargo, considera cualquier avance en el programa nuclear iraní como una base para la adquisición de armas nucleares, lo cual —según él— pondría en peligro la seguridad regional.
La imagen de Irán según Trump: “enemigo débil”
Trump también ha intentado retratar a Irán como un adversario débil dentro del sistema internacional. Si bien las raíces de esta representación negativa se remontan a la victoria de la Revolución Islámica de 1979, existen dos razones principales para ello:
1. El principio fundamental de la política exterior del (fundador de la República Islámica de Irán), el Imam Jomeini (que descanse en paz) y del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha sido la resistencia ante la arrogancia global y la confrontación con el imperialismo estadounidense, lo cual, desde la perspectiva del gobierno estadounidense, refleja una hostilidad profunda hacia Estados Unidos.
2. El apoyo de Irán a Palestina en su resistencia frente a Israel constituye otro eje de su discurso de resistencia ante la arrogancia global. Evidencias claras de este respaldo son las operaciones “Verdadera Promesa 1” (abril de 2024) y “Verdadera Promesa 2” (octubre de 2024), realizadas en respuesta a la guerra genocida de Israel contra el pueblo de Gaza y a los cobardes asesinatos de destacados líderes de la Resistencia, Seyed Hasan Nasralá (líder de Hezbolá), Ismail Haniya (líder de HAMAS) y Abás Nilforoushan (alto comandante iraní).
Estos factores han contribuido a una imagen distorsionada de Irán en las relaciones internacionales, presentándolo como un enemigo y una amenaza desde la óptica estadounidense, alentando potencialmente a los países occidentales e Israel a considerar nuevos ataques contra Teherán. En esencia, Trump ha buscado justificaciones morales y suficientes para este retrato negativo de Irán que respalden una posible acción militar.
La imagen de Irán como “enemigo débil” se articula en torno a tres categorías: “perturbador del orden internacional”, “incapaz de gobernar” y “carente de credibilidad y autoridad en el sistema internacional”.
El análisis de contenido indica que Trump puso el mayor énfasis en la primera categoría —perturbador del orden internacional—, que representa el 68 % del total. Le siguen “incapaz de gobernar” con el 17 % y “carente de credibilidad y autoridad” con el 15 %, lo que evidencia su intención de reforzar una imagen negativa de Irán.
Para retratar a Irán como perturbador del orden, Trump destacó dos códigos: el patrocinio del terrorismo y la búsqueda de armas nucleares. A su juicio, el apoyo de Teherán al movimiento de Resistencia Ansarolá en Yemen, mediante ayuda militar y financiera, contribuye al caos y la inestabilidad regional, mientras que sus ambiciones nucleares amenazan la seguridad global.
Trump también ha representado a la República Islámica como incapaz de gobernar eficazmente, haciendo hincapié en la necesidad de un “cambio de régimen” como código central. Al destacar los desafíos internos y las restricciones derivadas de las sanciones, vinculó la solución de los problemas iraníes a dicho cambio de régimen, minimizando las verdaderas causas —es decir, las sanciones unilaterales e ilegales impuestas por su propio país contra la nación iraní—. Este proyecto de “cambio de régimen” se mantiene activo desde hace 46 años.
Por último, Trump enmarca a Irán como carente de credibilidad y autoridad en el sistema internacional, apoyándose en dos códigos: la incapacidad de vender petróleo y la derrota en la guerra contra Israel. Desde su perspectiva, la guerra de 12 días representó una respuesta exitosa a las ambiciones regionales de Teherán, situando a Israel como el verdadero vencedor. Además, según Trump, la debilidad de Irán le impediría exportar petróleo incluso a aliados como China. Ambas afirmaciones se basan en información espuria suministrada al presidente estadounidense.
Para contrarrestar las representaciones negativas y manipuladoras de Trump sobre Irán, una estrategia eficaz podría consistir en la creación de una organización sin fines de lucro, independiente y libre de influencias políticas, que adopte una estrategia a largo plazo de construcción de una imagen realista y veraz.
* Saide Moradifar es doctora en Relaciones Internacionales e investigadora del Centro de Estudios del Parlamento Islámico de la República Islámica de Irán.
* Alireza Nasr Esfahani es doctor en Estudios del Futuro y miembro del personal académico del mismo centro.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.
