De acuerdo con los expertos, tener un compañero en la vida quizás tenga un efecto en la modulación de los mecanismos fisiológicos responsables de frenar el avance de las enfermedades cardiovasculares.
La mayoría (80 por ciento) de las enfermedades cardiovasculares se puede atribuir a factores de riesgo bien conocidos: edad, género, presión sanguínea elevada, colesterol alto, tabaquismo y diabetes; pero no está claro qué influye en el 20 por ciento restante.
Tras años de investigación, el análisis conjunto de los datos reveló que, en comparación con las personas casadas, las que no lo estaban tenían mayor riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular (42 por ciento) y experimentar un accidente cerebrovascular (55 por ciento).
El estudio señala que no hubo información sobre las parejas del mismo género ni sobre la calidad del matrimonio, y no se exploró la posible función de vivir con alguien, en lugar de estar casado con esa persona.
Pero, conforme a los autores, este es el estudio más grande hasta la fecha, con la edad y la etnia de los participantes que refuerzan la aplicabilidad más amplia de los hallazgos.
Los propios autores de la investigación apuntan varias teorías que explicarían este papel protector de la pareja. Primero, ayudan a reconocer más rápidamente los problemas de salud, son un gran aliado en la adherencia a los tratamientos indicados, suponen un contexto económico más seguro, mayor bienestar, hábitos más saludables en el estilo de vida, y aportan mejores redes sociales de amistad.
En definitiva, los resultados obtenidos de esta revisión sistemática llevan a los investigadores a sugerir que el estado civil se incluya entre los factores de riesgo para ponderar una enfermedad cardíaca, un accidente cerebrovascular y también la supervivencia.
lvs/anz/mjs/rba
