“Cuando el sistema de alerta de misiles detecta lanzamientos de misiles hacia Rusia, comienza la respuesta. Cientos de nuestros misiles se ven en el aire partiendo de nuestro lado. ¡Cientos! Es imposible detenerlos”, así ha calificado este viernes el mandatario ruso, Vladímir Putin, durante una rueda de prensa en el marco de la cumbre con los líderes de la Unión Económica Euroasiática en Biskek (Kirguistán).
También ha reconocido que el “impacto de ojivas en el territorio de la Federación Rusa es inevitable”.
Asimismo, ha dicho que la caída de los misiles en los territorios del enemigo de Rusia sería “de todos modos”. “La verdad es que no quedará nada del enemigo. Y este es un factor disuasorio”, ha hecho hincapié.
Por lo tanto, ha aseverado que “si el enemigo cree que es posible utilizar la teoría de primer golpe”, imaginar a este escenario hace reflexionar sobre amenazas que plantean.
Esto, mientras que, desde el comienzo de la operación especial militar rusa en Ucrania el 24 de febrero, el uso de armas nucleares ha estado en la boca de diversos países occidentales, EE.UU. en particular.
De hecho, Putin advirtió el miércoles de que está creciendo el riesgo de una guerra nuclear en el mundo, sin embargo, Moscú no la empezará y que no será “bajo ningún concepto” el primer país que utilizará el arsenal nuclear contra otras naciones, porque considera a las armas nucleares como “un medio de defensa”, sin embargo, dará respuestas si lo atacan.
Rusia ha descartado en reiteradas ocasiones la posibilidad de uso de armas nucleares durante su operación militar en Ucrania. Al respecto, el director adjunto del Departamento de No Proliferación y Control de Armas de la Cancillería rusa, Igor Vishnevetski, ha indicado que una guerra nuclear es “imposible”, ya que “significaría el fin de la civilización”.
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