El Departamento de Estado de EE.UU. expresó en enero preocupaciones por que los proyectos de reforma constitucional en Bielorrusia puedan conducir al despliegue de armas nucleares rusas en ese país, lo que supondría una amenaza para la seguridad de Europa.
Previamente, Alexander Lukashenko, presidente bielorruso, había manifestado que su Gobierno estaría listo para albergar armas nucleares rusas si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) traslada bombas atómicas estadounidenses desde Alemania a Polonia.
“¿Nuestros colegas europeos ven una amenaza para su seguridad no en el hipotético bielorruso, sino en el despliegue real en el territorio de varios países de la OTAN de armas nucleares estadounidenses capaces de alcanzar objetivos en el territorio de Rusia?”, así ha cuestionado tales preocupaciones el director del Departamento de No Proliferación y Control de Armas de la Cancillería rusa, Vladimir Yermakov, durante una entrevista publicada este lunes por la agencia local Ria Novosti.
El diplomático ruso ha rechazado “categóricamente” la “duplicidad de los países occidentales” al respecto llamándoles a recordar que “la participación de países europeos no nucleares en ‘las misiones nucleares conjuntas’ de la OTAN contradice directamente sus obligaciones básicas en virtud del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP)”, ha agregado.
Ante tal panorama, Yermakov ha advertido a estos Estados que Moscú dará una “respuesta adecuada, incluso de carácter técnico-militar” a “la llegada hipotética a las fronteras rusas de varios tipos de armas de los países de la OTAN” que amenacen a Rusia bajo tales pretextos.
“Uno de los principales mensajes de las propuestas rusas sobre garantías de seguridad es precisamente que ya es hora de que Occidente cambie de opinión, detenga la injustificada histeria antirrusa y no lleve la situación a un agravamiento extremadamente doloroso para ellos”, ha alertado.
Rusia considera la expansión hacia el Este y el despliegue de armas ofensivas de la OTAN cerca de sus fronteras como sus “líneas rojas” y por eso presentó al Occidente una serie de propuestas de garantías de seguridad para evitar cualquier confrontación militar.
El presidente ruso, Vladimir Putin, criticó el martes pasado la respuesta escrita del Occidente por no haber respondido a las demandas fundamentales de Moscú sobre seguridad de la zona del Este. “Las preocupaciones de principio de Rusia han sido ignoradas”, lamentó.
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