“Rusia ciertamente no representa ninguna amenaza para Ucrania y solo busca su propia seguridad”, ha dicho este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una conferencia de prensa telefónica.
El vocero ruso ha hecho estas declaraciones unos días después de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por EE.UU., expresara su preocupación por un gran despliegue militar ruso en la región de Rostov, que limita con las regiones independentistas del este de Ucrania, conocidas como las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.
Por su parte, el jefe de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, expresó el domingo su inquietud por las recientes actividades rusas en la región, limítrofe con Ucrania.
De hecho, Borrell sostuvo esa jornada una llamada telefónica con el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, en la que manifestó el apoyo “inquebrantable” de los Veintisiete a Kiev para defender de la soberanía de Ucrania.
Las relaciones entre Moscú y Kiev se deterioraron, en particular, cuando la península de Crimea se reincorporó a Rusia tras un referéndum en marzo de 2014. Más del 96 % de los crimeos votaron a favor de la incorporación a la Federación Rusia.
Ucrania está involucrada en una guerra con los independentistas en el este de su territorio, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Kiev y sus aliados occidentales insisten en acusar a Moscú de interferir en los asuntos internos de Ucrania. Moscú ha repetido una y otra vez que no es parte del conflicto en Ucrania y que desea que el país vecino supere cuanto antes la crisis.
mmo/ncl/mrp/