Los representantes de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) que han regresado a Grecia, celebran reuniones con altos funcionarios griegos y presionan al Gobierno para que acelere las reformas que han sido acordadas como condición para “descongelar” la ayuda económica internacional hacia el país.
Los prestamistas piden que Grecia reduzca las pensiones, proceda a efectuar privatizaciones, y realice cambios en el sistema de pensiones y de seguridad social.
Los enviados de la Troika, conformada por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el FMI han advertido de que si no se concretan todas las reformas que han de ponerse en práctica en los próximos tres años, no enviarán el dinero del tercer paquete de rescate.
Mientras tanto, en Grecia ha estallado una polémica a partir de las declaraciones del exministro de Finanzas, Yanis Varufakis, acerca del plan ideado por su Ministerio para una salida del euro, cuando todavía se estaban llevando a cabo las negociaciones con los socios europeos. Ciertamente, el Ministerio ha ordenado ya una investigación sobre este tema.
En Grecia continúa habiendo control de capitales, y las transacciones en los bancos se realizan con muchas limitaciones, por lo que hay todavía muchos problemas en el funcionamiento del mercado.
Iásonas Pipinis Velasco, Atenas.
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