Publicada: miércoles, 20 de noviembre de 2024 16:58

El triunfo contra el autodenominado Daesh tiene un nombre, el de un líder indiscutible en materia de la lucha para su erradicación y la derrota propinada a este movimiento salafista, surgido al alero, protección y financiamiento de la triada Washington-Riad y el sionismo, en forma fundamental.

Ese nombre referencial en conducir las fuerzas de la resistencia, orientar y asesorar a las fuerzas sirias e iraquíes en lucha contra el salafismo fue el de Qasem Soleimani. “Shaheed Inshallah” un mártir por la voluntad de Dios.  Un alto oficial revolucionario, asesinado en enero del 2020 a manos de Washington, por órdenes directas del entonces presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump. El teniente general Qasem Soleimani es un Shahid, cuya sangre generosa ha servido de semilla para que millones de seres humanos, en Asia Occidental, se unan a la resistencia y a la defensa de sus sociedades.

El martirizado comandante de la prestigiosa Fuerza Quds fue en vida un guía y tras su partida física ejemplo imperecedero del eje de la resistencia en Asia occidental, pero también guía para múltiples pueblos allende esa región del mundo.  Un ser humano ejemplar, el escalón último, el más alto del ser humano como solía sostener el también mártir Ernesto Che Guevara con relación a los revolucionarios. Un nombre imprescindible, un militar que a pesar de entregar su vida a la defensa de su patria y de aquellas sociedades sometidas a la agresión de Washington y los suyos, se consideraba un amante de la paz. Una consideración que, ante la responsabilidad histórica, el compromiso y el “amor fuerte y profundo por su patria” lo llevó a optar por el camino de las armas.

El martirio de Soleimani ha propiciado y fertilizado el terreno para la lucha valiente de los combatientes de la Resistencia en toda Asia occidental. Un estratega que comandó la batalla para exterminar a esta banda terrorista. Como asesor y combatiente en terreno, el teniente general Soleimani fue concretando la lucha coordinada de la resistencia palestina, libanesa, iraquí, siria y el valeroso Yemen. Una lucha dura, un trasiego de esfuerzo contra Daesh y sus secuaces, cuyo objetivo como testaferro de occidente era fragmentar a los países de la región.

Ese objetivo de desintegración se proyectaba en aras de propiciar el logro de objetivos hegemónicos, desde el punto de vista político, territorial, el dominio de recursos energéticos, que han sido siempre los afanes de aquellos que como las administraciones del régimen estadounidense y sus socios europeos, principalmente, suelen desgarrar vestiduras en forma falsaria, argumentando la lucha por democracia y defensa de los derechos humanos y cuyo resultado ha sido el exterminio de millones de seres humanos. Una narrativa mentirosa que enmarca acciones exterminadoras que han llevado a la muerte de millones de hombres y mujeres de Asia occidental.

Contra esos objetivos luchó el teniente general Qasem Soleimani, con éxito, lo que generó la impotencia de aquellos que formaron al grupo salafista, le otorgaron armas, dinero, apoyo logístico y refugio en países de la región, donde cometieron crímenes horrendos, mancillando con su acción el nombre del islam. Por ello, el término más adecuado para referirse a este grupo terrorista, en la necesidad de combatir su nefasta influencia también con las armas del lenguaje, no es el de Estado Islámico, sino que el de una banda de mercenarios. Un grupo terrorista que, bajo el alero y protección de potencias occidentales, la Casa al Saud y las Monarquías del Golfo Pérsico se desarrolló en función de intereses geoestratégicos ajenos al mundo de Asia occidental, incluso en la zona del Magreb, cuya malsana influencia también se extendió a esa zona del mundo.

El trabajo del mártir Soleimani, con sus avances y triunfos militares desechó la supuesta lucha de la coalición internacional liderada por Washington contra la banda salafista. Una coalición cuya labor fue tender un telón de impunidad y presentarse como adalides de la defensa de los derechos humanos de los pueblos de Asia occidental, cuando en verdad digitaban los hilos del terror y servían mediante métodos de terror a los objetivos de occidente, en especial Washington.

La coalición internacional fue una opereta, develada y denunciada por Qasem Soleimani y dada a conocer con emocionada literalidad en la carta enviada al Líder de la Revolución Islámica de Irán, Seyed Ali Jamenei, el año 2017 (1) y que en estos días cumple 7 años dando cuenta de la derrota del terrorismo takfirí. Un intercambio epistolar que tuvo la respuesta de Jamenei donde asegura que el fracaso de Daesh en Siria también fue el fiasco de sus patrocinadores en dañar los pueblos independientes en Asia occidental. “No se trata de un solo golpe al bárbaro grupo de Daesh, sino que también se trata de un golpe más duro a la política hostil que buscaba generar guerras civiles en la región, derrotar a la Resistencia antisionista y debilitar a los gobiernos independientes” (2)

Una misiva, la del fallecido teniente general que signa la relación de un hijo y soldado como se definía ante el líder religioso iraní. En esta carta Soleimani hace un correlato hermoso entre la conspiración vivida por el islam en la época del Imán Alí y aquella que la Umma vivía bajo la conspiración “compleja y envenenada por el sionismo y la arrogancia global, que irrumpió como una tormenta devastadora en el mundo islámico. Este complot venenoso y peligroso, diseñado por los enemigos del islam, tenía como objetivo encender un gran incendio en el mundo islámico y enfrentar a los musulmanes entre sí. Bajo el nombre de “Estado Islámico de Irak y Levante”, esta acción maligna loró en sus primeros meses engañar a decenas de miles de jóvenes musulmanes y sumió a dos naciones clave y estratégicas del mundo islámico, Irak y Siria, en una crisis extremadamente grave”.

Qasem Soleimani en su escrito al líder religioso iraní nos exhibe con lucidez quien estaba detrás de los crímenes atroces, el exterminio de hombres, mujeres y niños. La destrucción de ciudades, tesoros históricos, arqueológicos. El robo de las riquezas naturales de los países sometidos a agresiones como no se habían visto en décadas. “Todos estos crímenes, según la confesión del más alto funcionario oficial de los Estados Unidos, quien actualmente ocupa la presidencia de ese país, fueron diseñados y ejecutados por líderes y organizaciones vinculadas a Estados Unidos. Esta estrategia sigue siendo implementada por los actuales líderes estadounidenses”

La grandeza de Soleimani se expresa, también, en reconocer el papel cumplido por el Ayatolá Seyed Ali Sistani de Irak, líder religioso que con su carisma y prestigio logró canalizar todos los recursos disponibles para enfrentar a al salafismo, considerado una “tormenta venenosa”. Palabras de reconocimiento al papel cumplido por el también mártir Seyed Hasan Nasralá, las fuerzas de Hezbolá, como también las de Hashd al Shaabi. Todos ellos jugando un papel fundamental en la derrota de los grupos extremistas. Nobleza obliga y como iraní, Soleimani agradeció también el enorme esfuerzo, las largas campañas que alejaron de sus hogares a miles de iranies que con sentido internacionalista y suprema entrega, apoyaron con generosidad la lucha contra el terror salafista, contra el sionismo y los poderes occidentales.

Qasem Soleimani, en aquella carta dirigida a su “padre” con el respeto como hijo y combatiente afirma “Yo, como un soldado encargado por Su Excelencia en este campo, al completar la operación de liberación de Abu Kamal (3) el último bastión de Daesh, y arriar su bandera estadounidense-sionista para izar en su lugar la bandera siria, anuncio el fin del dominio de este “árbol maligno maldito”. En nombre de todos los comandantes y combatientes desconocidos en esta lucha, y en representación de los miles de mártires y heridos de Irán, Irak, Siria, Líbano, Afganistán y Pakistán que sacrificaron sus vidas por la defensa de los musulmanes y sus lugares sagrados, presento esta gran victoria decisiva a Su Excelencia, al pueblo noble de Irán y a las oprimidas naciones de Irak y Siria, así como al resto del mundo musulmán. Con humildad, agradezco profundamente esta victoria a Dios Todopoderoso y me inclino en acción de gracias ante Su majestuosa presencia. La victoria proviene únicamente de Dios, el Todopoderoso y Sabio”.

Reflejado por esos días en la prensa, destaca en ese triunfo en Abu Kamal, la participación en las operaciones del comandante de las Fuerzas de Al-Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, general Qasem Soleimani.

Que hermosas y nobles palabras, que sentido tan profundo tomando en cuenta lo que acontece hoy en Palestina y El Líbano, donde el símil del terrorismo takfirí como es el nacionalsionismo, lleva a cabo un proceso de exterminio, muerte y destrucción contra esas sociedades. Con acciones propias de un régimen perverso, delirante, con sed de sangre y desprecio absoluto por el ser humano, tal como lo ha sido Daesh. El sionismo día a día supera las formas de llevar a cabo el genocidio más grande los últimos 80 años. Ha tomado el ejemplo de los más pervertidos terroristas, de los regímenes occidentales que durante décadas han desestabilizado, agredido, invadido a pueblos de todos los continentes. Israel es hoy Daesh, es el nazismo, es el terror, es la muerte al servicio de los intereses extranjeros en tierras de Asia occidental.

Recordemos que, desde el inicio de la agresión contra Irak y Siria, principalmente, la República islámica de Irán, su gobierno, el pueblo, sus fuerzas armadas, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, las Fuerzas Quds apoyaron a los gobiernos y pueblos de los países agredidos. La asesoría militar por expresa solicitud de Bagdad y damasco – por tanto, con plena legalidad internacional – permitió ir derrotando lenta y sostenidamente al terrorismo de Daesh y sus patrocinadores.

Mismo apoyo que irán, generoso, pleno de solidaridad e internacionalismo ha entregado al pueblo del Líbano y Palestina, desde el momento mismo del triunfo de la revolución el año 1979.La meta no sólo ha sido la derrota total del terrorismo takfirí, sino también vencer al sionismo y su política genocida, punta de lanza de los intereses de Estados Unidos y los suyos en la región. Objetivo que lo tenía muy claro el comandante Soleimani, que con su ejemplo marca el rumbo del triunfo definitivo. Gloria eterna al Heydar.

 Por Pablo Jofré Leal

Artículo Para Hispantv

Permitida su reproducción citando la fuente.

  1. https://www.hispantv.com/noticias/defensa/360215/iran-general-soleimani-ayatola-jamenei-resistencia-estado-islamico
  2. https://www.hispantv.com/noticias/politica/360271/iran-jamenei-soleimani-lucha-siria-estado-islamico
  3. La liberación de Abu Kamal se produjo entre el 17 de octubre y el 19 de noviembre de 2017, como resultado de la Ofensiva de Abu Kamal, también conocida como Operación Fajr-3. Esta ofensiva fue una operación militar llevada a cabo por el Ejército árabe sirio y sus aliados del eje de la resistencia contra Daesh en la provincia de Deir ez-Zor.

Pablo Jofré Leal
Pablo Jofré Leal Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Asia Occidental y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl

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