El triunfo de la Revolución Islámica originó un país distinto, en una sociedad donde los conceptos de soberanía y dignidad comenzaron a imponerse tras décadas de dominio occidental bajo el vasallaje de la dinastía de los Pahlevi.
Una nación que, además, comienza a ser sometida a un cerco y una presión internacional. Una política de máxima presión, señalado precedentemente, cuya primera prueba extrema a un año del triunfo revolucionario fue la guerra impuesta desde Iraq, bajo el régimen de Sadam Husein, que implicaron ocho años de una contienda sangrienta (entre 1980-1988) proveniente de un régimen agresor cuyos hilos eran manejados por occidente y sus socios sionistas y wahabitas.
Pese a todo, la Revolución persiste y llega hasta nuestros días con muchos logros, éxitos y también desafíos.
Los analistas abordan el tema en una entrevista con HispanTV.
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