Durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo de Malasia, Zambry Abdul Kadir, en Teherán este lunes, el canciller iraní, Hosein Amir Abdolahian, ha afirmado que, ambas naciones condenan “enérgicamente la profanación de los libros sagrados, las religiones abrahámicas y el sagrado Corán” en Suecia y Dinamarca.
“En nombre de la República Islámica de Irán, me gustaría advertir a los Gobiernos y la Policía de Suecia y Dinamarca que el mundo islámico y la Umma (comunidad islámica) no tolerarán la continua profanación del sagrado Corán”, ha puntualizado.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní ha instado a Estocolmo y Copenhague a ser cautelosos ante el aumento del extremismo, la violencia y el terrorismo en Europa tras la continua profanación del Corán.
Amir Abdolahian ha enfatizado que los países musulmanes perseguirán severamente la idea de boicotear los productos suecos y daneses en el mundo islámico.
El jefe de la Diplomacia persa ha dicho que Suecia y Dinamarca tienen que asumir toda la responsabilidad y las graves consecuencias de este movimiento blasfemo.
“Antes de que sea demasiado tarde, Suecia y Dinamarca reconsideren su enfoque erróneo e incorrecto”, ha expresado.
El domingo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán convocó a los encargados de negocios de Suecia y Dinamarca en Teherán en protesta por la continuación de los actos descarados y atroces de insultar el libro sagrado de los musulmanes.
El viernes, el refugiado iraquí Salwan Momika, bajo la protección de la Policía de Suecia, quemó una copia del libro sagrado frente a la embajada iraní en Estocolmo, mientras gritaba blasfemias contra el Islam, los musulmanes y el Corán. Sin embargo, la Policía sueca arrestó a una mujer que trató de detenerlo.
En los últimos meses, se ha producido de manera continua estos actos blasfemos contra el libro sagrado del Islam en Suecia y Dinamarca, que cuentan con la autorización y protección de las autoridades europeas, bajo el pretexto de las leyes de libertad de expresión.
Estas profanaciones en serie contra el Corán han desatado una ola de ira y condenas en todo el mundo.
Los actos provocativos han sido condenados incluso por la Iglesia católica y las Naciones Unidas. La Organización para la Cooperación Islámica (OCI), a su vez, instó a sus países miembros a tomar medidas contra los que permiten la quema pública o la profanación del Corán, incluida la retirada de embajadores.
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