• Una fotografía filtrada muestra un recinto donde se ve a palestinos detenidos en el centro penitenciario israelí Sde Teiman. (Foto: CNN)
Publicada: sábado, 15 de noviembre de 2025 22:35

Un informe revela que tres adolescentes palestinos liberados recientemente fueron secuestrados mientras buscaban ayuda en Gaza y torturados en una cárcel israelí.

La ONG Defensa de los Niños de Palestina (DCIP, por sus siglas en inglés) ha puesto de manifiesto el sábado en un revelador informe las graves torturas y malos tratos que sufrieron estos tres adolescentes palestinos durante su detención en el tristemente célebre centro de detención israelí Sde Teiman, en el sur de la Palestina ocupada.

En entrevistas realizadas por DCIP, Muhamad Nael Khamis al-Zoghbi, de 17 años; Faris Ibrahim Faris Abu Jabal, de 16 años, y Mahmud Hani Muhamad al-Majayda, de 17 años, explicaron que fueron detenidos por las fuerzas israelíes cerca de puntos de distribución de ayuda y llevados a la cárcel de Sde Teiman.

Denunciaron que sufrieron torturas, palizas e inanición durante su detención, y afirmaron que el trauma resultante les ha causado graves trastornos del sueño, incluyendo miedo y  enuresis nocturnas.

Jabal, quien fue detenido junto con su padre mientras buscaba ayuda cerca del llamado Corredor de Morag el 11 de septiembre, relató haber sido golpeado tan severamente por fuerzas sionistas durante su interrogatorio, que su frente “se abrió y requirió puntos de sutura”.

“No sentí más que dolor (...) Soporté esas horas sin comida, agua ni siquiera la oportunidad de ir al baño. El miedo me paralizó, impidiéndome pedir nada, y a menudo perdía el control de mi vejiga durante el interrogatorio”, expresó Jabal.

Añadió que durante ese tiempo, un soldado se levantaba y lo golpeaba por la frustración que sentía cuando perdía una partida en su teléfono.

Los chicos fueron sometidos a una forma de tortura conocida como la “sala de discoteca”, donde se les obligaba a tumbarse en el suelo mientras sonaba música hebrea a todo volumen durante más de 12 horas.

Jabal declaró que permaneció en esa habitación hasta el final del día, soportando numerosos ataques, incluyendo golpes en la cabeza contra la pared, patadas y tirones de pelo. 

Desde su liberación, Jabal ha sufrido dificultades para mantenerse de pie, pérdida del control de la vejiga y pesadillas recurrentes que le hacen despertarse gritando.

Me despierto sobresaltada por sus gritos, y él se acurruca temiendo que lo golpeen, suplicando: ‘No, no, por favor, no me pegues’”, declaró la madre de Jabal a DCIP.

La cárcel me ha arrebatado mi infancia

Las fuerzas israelíes detuvieron a Al-Majayda cuando intentaba obtener ayuda en un punto de distribución operado por la controvertida agencia respaldada por Israel y Estados Unidos, conocida por sus siglas en inglés GHF, en la ciudad sureña de Rafah, el 7 de agosto.

Al-Majayda, de 17 años, detalló sus propias experiencias horribles, incluyendo haber sido vendado, golpeado y electrocutado durante sus interrogatorios.

Posteriormente, las fuerzas sionistas le marcaron con una ‘X’ en la espalda para indicar su traslado a prisión. También fue sometido a confinamiento en la ‘sala de discoteca’ durante más de 12 horas. Posteriormente, fue trasladado a otra habitación donde fue desnudado, expuesto al aire frío y dejado aislado durante dos días.

Los guardias israelíes también pusieron al adolescente en confinamiento solitario durante dos días, durante los cuales sus manos y pies estuvieron inmovilizados.

“No pude dormir ni un instante debido al dolor insoportable y al miedo paralizante. A veces, perdía el control y me orinaba del terror. Las esposas de metal me apretaban dolorosamente, dejándome completamente indefenso”, comentó.

También afirmó que un oficial de inteligencia israelí le propuso colaborar con el ejército como escudo humano, ofreciéndole un salario mensual de 30 000 séqueles (aproximadamente, 9200 dólares). Al negarse, Al-Majayda fue arrojado de nuevo a la sala de baile y golpeado.

Al regresar a su celda, Al-Majayda sufrió ataques frecuentes de perros y fue alcanzado por granadas aturdidoras disparadas por soldados israelíes. Afirmó que la tortura lo llevó a intentar suicidarse dos veces. Desde su liberación, ha manifestado que sufre de insomnio.

“Cada vez que cierro los ojos, me persigue el mismo lugar, las mismas caras, la misma celda”, dijo a DCIP. “La cárcel me ha arrebatado mi infancia, obligándome a redescubrir cómo reír, cómo dormir y cómo sentirme seguro”, agregó.

Podía oír cómo me crujían los huesos

Al-Zoghbi, de 17 años, fue arrestado por las fuerzas israelíes el 11 de julio mientras buscaba ayuda en un punto de distribución administrado por GHF en Rafah, antes de ser llevado a Sde Teiman.

Al-Zoghbi declaró que durante su interrogatorio, las esposas le apretaron tanto que podía oír cómo le crujían los huesos del brazo.

Los guardias de la prisión realizaban redadas nocturnas en su celda, soltando perros y lanzándole granadas aturdidoras a él y a sus compañeros de celda a las 2 de la madrugada.

“Si no me despertaba durante la redada, los soldados me golpeaban y corría el riesgo de que me alcanzara una granada aturdidora que lanzaran a la habitación”, dijo.

Tras su liberación, Al-Zoghbi continúa despertándose a las 2 de la madrugada esperando una redada.

“Me siento sumamente agotado y me cuesta articular o transmitir las emociones derivadas de mis experiencias. Cada vez que recuerdo esos momentos, me encuentro sentado solo, llorando”, subrayó.

Según DCIP, el trato a los menores bajo custodia israelí tenía como objetivo menoscabar su humanidad y obtener confesiones falsas. Afirma que la detención de palestinos por parte del régimen sionista ha rebalsado la seguridad, la ley y la justicia.

Es un sistema diseñado para marcar física y mentalmente a una generación de palestinos en un intento de suprimir cualquier intento de resistir el régimen de apartheid de Israel o de exigir que se respeten sus derechos fundamentales”, ha denunciado.

El informe destaca que la sistemática tortura y detención de niños palestinos por parte de Israel constituyen una violación de los Convenios de Ginebra y del Estatuto de Roma.

DCIP también hace hincapié en que, como signatario de la Convención contra la Tortura, Israel está legalmente obligado a prevenir, investigar y enjuiciar los actos de tortura.

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