En la Franja de Gaza, la tierra fértil, que era una fuente de vida y sustento para miles de familias, se ha convertido en un terreno devastado. Desde el inicio de la agresión israelí, la mayoría de las zonas agrícolas han quedado inaccesibles, especialmente aquellas ubicadas más allá de la llamada “línea amarilla”, una franja de seguridad impuesta por Israel que impide a los agricultores llegar a sus propios campos
Según un reciente informe de la FAO y el Centro Satelital de la ONU, solo el 4,6 % de las tierras agrícolas en Gaza sigue disponible para el cultivo. El resto ha sido completamente destruido, quemado o permanece bajo riesgo militar directo. Los agricultores denuncian que incluso las zonas que quedan son bombardeadas o están cubiertas de restos tóxicos, lo que vuelve la tierra infértil y acelera la crisis alimentaria en el enclave.
Esta situación ha llevado a miles de familias campesinas a perder su única fuente de ingresos, mientras la inseguridad alimentaria alcanza niveles sin precedentes. Con la tierra muerta y los accesos bloqueados, Gaza enfrenta una de sus peores crisis agrícolas en décadas.
Aquí, donde antes crecían olivos, trigo y hortalizas, hoy solo queda tierra seca y cenizas. Los agricultores de Gaza no solo perdieron sus cosechas y su fuente principal de ingreso, han perdido también la producción local de alimentos. Lo que antes alimentaba a miles de familias, ahora refleja el hambre y la pérdida de todo un pueblo.
Huda Hegazi, Gaza.
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